El informe, elaborado por la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras de Chile (SBIF) con el apoyo de la Cepal, analiza las brechas de género en el acceso y uso de productos y servicios financieros.
La inclusión financiera y la igualdad de género son herramientas fundamentales para alcanzar la autonomía económica de las mujeres y avanzar hacia el desarrollo sostenible, señalaron hoy autoridades y especialistas reunidos en la sede de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, para la presentación del informe Género en el Sistema Financiero.
El informe, elaborado por la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras de Chile (SBIF) con el apoyo de la Cepal, analiza las brechas de género en el acceso y uso de productos y servicios financieros mediante la entrega de datos desagregados por sexo en materia de ahorro, crédito y administración del efectivo en el país.
La presentación estuvo encabezada por la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, quien fue recibida por el Secretario Ejecutivo Adjunto para Administración y Análisis de Programas de la Cepal, Raúl García-Buchaca. El evento contó con la participación de Claudia Pascual, Ministra de la Mujer y la Equidad de Género de Chile, Eric Parrado, Superintendente de Bancos e Instituciones Financieras, María Nieves Rico, Directora de la División de Asuntos de Género de la Cepal y Daniel Titelman, Director de la División de Desarrollo Económico del mismo organismo, entre otras personalidades.
“La igualdad de género no es solo un imperativo de justicia y de ética. Es también una condición clave para avanzar hacia un desarrollo sostenible, equilibrado y equitativo, para ensanchar las bases de nuestro crecimiento y apostar por la comunidad entera”, señaló la presidenta Bachelet en la reunión.
La mandataria destacó que la lucha por la igualdad de género debe darse en todos los ámbitos, ya que se trata de un asunto transversal que cruza toda la sociedad. “La igualdad en la participación económica es fundamental si queremos seguir avanzando como país y lograr el desarrollo económico y social”, insistió.
En sus palabras de bienvenida, Raúl García-Buchaca indicó que en la región se han vivido avances que apuntan a la erradicación de la discriminación y la desigualdad de género, pero advirtió que la actual situación marcada por un escenario económico, político, social y ambiental incierto y menos favorable, aumenta los riesgos de un retroceso en las políticas públicas a favor de la igualdad.
“La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, aprobada por los Estados miembros de Naciones Unidas en 2015, reconoce que la incorporación sistemática de una perspectiva de género es crucial para el cumplimiento de sus 17 objetivos”, dijo la autoridad de la Cepal.
García-Buchaca agregó que la generación de empleos de calidad para las mujeres en un contexto de cambios profundos en el futuro del trabajo asociados a la revolución tecnológica e industrial, se plantea como un gran desafío hacia el 2030. “Por ello es necesario avanzar en el reconocimiento del trabajo no remunerado y de cuidado de las mujeres como soporte de las sociedades y sustento de las economías”, declaró.
Durante la presentación, los participantes valoraron el esfuerzo realizado por la SBIF para visibilizar las brechas entre los sexos en los sistemas financieros, el que sin duda contribuirá al diseño e implementación de políticas públicas en materia de igualdad de género.
Asimismo, se recordó la importancia de los acuerdos adoptados durante la XIII Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe de la CEPAL, que se efectuó en Uruguay en octubre de 2016, en especial la Estrategia de Montevideo aprobada durante el encuentro, que provee una hoja de ruta para superar las brechas de implementación y alcanzar el desarrollo sostenible desde la igualdad de género, la autonomía y los derechos de las mujeres, así como para promover políticas macroeconómicas, fiscales y regulatorias que apunten a su inclusión financiera.
Según datos de la CEPAL, una de cada tres mujeres en América Latina y el Caribe no tiene ingresos propios, mientras que una de cada cuatro posee ingresos inferiores a un salario mínimo. Además, ocho de cada diez están empleadas mayoritariamente en sectores de baja productividad y, a pesar de sus mayores niveles educativos, continúa persistiendo una brecha salarial importante y las mujeres están sobrerrepresentadas en los hogares en situación de pobreza.