Mientras, se espera que los datos del viernes muestren que el empleo en agosto estuvo tan débil que un alza de la tasa de desempleo debe estar a la vuelta de la esquina.
Washington. El presidente del banco central de Estados Unidos, Ben Bernanke, una vez criticó a Japón por sus indecisiones ante la crisis económica. Ahora le dice al mundo que él necesita tiempo para pensar.
Los datos sobre el empleo estadounidense que se conocerán este viernes podrían hacer que el reloj marche más rápido para el presidente de la Reserva Federal.
Bernanke decepcionó a algunos participantes del mercado financiero la semana pasada cuando se abstuvo de dar detalles sobre cómo podría la Fed sacar a la economía estadounidense de su estancamiento.
Muchos economistas tenían esperanzas de que en su ampliamente esperado discurso en Jackson Hole, Wyoming, al menos mostrara algunas de las herramientas monetarias que aún le quedan.
En lugar de ello, solo ofreció la promesa de que los funcionarios de la Fed tomarán un día extra para pensar las cosas durante el encuentro de política monetaria en septiembre.
Mientras, se espera que los datos del viernes muestren que el empleo en agosto estuvo tan débil que un alza de la tasa de desempleo debe estar a la vuelta de la esquina.
"Esa cifra, si sale débil, hará que el encuentro de septiembre sea muy interesante", dijo Jeff Greenberg, economista de Nomura Securities en Nueva York.
Se espera que en agosto se hayan creado apenas 80.000 empleos, con la tasa de desempleo en 9,1%, según la mediana de los pronósticos de economistas en un sondeo de Reuters.
Las proyecciones oscilaron desde una pérdida de 25.000 empleos a una apertura de 160.000.
Si bien las cifras del empleo se verán afectadas por 46.300 trabajadores que estuvieron en huelga -de ellos unos 45.000 de Verizon Communications- durante el periodo en que el Gobierno realizó la encuesta para su dato mensual, no es probable que despejen la sombra sobre el panorama del sector laboral.
Leyendo las hojas de te de la Fed. En defensa de Bernanke está el hecho de que, aunque enfrenta enormes expectativas para evitar que el mundo en desarrollo caiga en otra recesión, está bastante solo en esa tarea.
El Congreso estadounidense no parece muy dispuesto a ayudar a la economía mediante un incremento del gasto. Los líderes europeos están peleando en torno a quién paga las cuentas por su crisis de deuda. Japón está empantanado en una parálisis política.
Aún así, no está completamente claro qué está esperando Bernanke.
El panorama de la economía es borroso. Mientras que los consumidores y los administradores de empresas mantienen un panorama muy desalentador, las medidas de producción actual se ven más sólidas aunque no particularmente esperanzadoras.
Por lo tanto, el jefe de la Fed podría estar esperando por señales claras de que se acerca una recesión antes de actuar.
Y quizás esté ganando tiempo para preparar el escenario dentro del banco central para una decisión audaz. A principios de este mes, tres funcionarios del Comité Federal de Mercado Abierto que fija la política monetaria de la Fed se opusieron al compromiso de mantener las tasas de interés cercanas a cero en los próximos dos años.
Disensiones como esas son muy extrañas en el banco central estadounidense, que usualmente opera por consenso.
En búsqueda de detalles sobre lo que Bernanke y sus colegas de la Fed están pensando, los economistas escrudiñarán las minutas del encuentro del banco central en agosto, que serán publicadas el martes.
Las minutas podrían dar pistas sobre si la creciente disensión dentro del comité de política monetaria de la Fed demorará o eliminará acciones futuras. También podrían llenar algunos de los vacíos del discurso de Bernanke, como las herramientas monetarias que podrían utilizar los funcionarios.
Algunos economistas se han mostrado preocupados de que los funcionarios estadounidenses no estén tomando con la suficiente seriedad la gravedad de la situación.
La Fed parece ser cautelosa en sacar a relucir las grandes armas de su arsenal de política monetaria -nuevas compras de bonos que han agrandado la hoja de balance del banco central- en parte porque la deflación no parece ser un riesgo inminente.
Pero un fracaso en contener una mayor debilidad podría generar riesgo de traer nuevamente al radar una espiral de caídas de precios. La deflación puede estrangular la economía al llevar a los consumidores a contener el gasto y a las empresas a recortar nuevas inversiones.
Capital Economics, una firma de asesoría económica, ve muchos paralelos entre Estados Unidos ahora y el Japón golpeado por una deflación en la década de 1990, que Bernanke una vez criticó por el poco entusiasmo en las respuestas de política monetaria por parte de funcionarios japoneses.
"Hay un riesgo mucho mayor de lo que la mayoría percibe de que Estados Unidos enfrente una década pérdida y, eventualmente, deflación", escribió el economista de Capital Economics Paul Dales en un informe de investigación.
Dales destaca que Japón no cayó firmemente en deflación sino hasta casi una década después de que explotara su propia burbuja inmobiliaria. Japón realmente nunca logró recuperarse.
En un documento académico de 1999, Bernanke dijo que los problemas de Japón se debían a la parálisis autoinducida de los funcionarios.
En su discurso de Jackson Hole el viernes, el jefe de la Fed dejó en claro que estaba preocupado por la debilidad de la economía estadounidense, particularmente por la situación de trabajadores que han permanecido desempleados por mucho tiempo, ya que el atrofiamiento de sus habilidades podría asestar un daño duradero a la economía.
Bernanke sostuvo que era importante fortalecer el empleo antes de que el daño eche raíces.
Así, el informe del empleo este viernes podría inyectar un nuevo sentido de urgencia a esa tarea.