"Los vínculos macroeconómicos entre México y Estados Unidos son profundos. La relación bilateral representa una proporción significativa de los flujos de comercio, inversión y remesas hacia el interior de México”, precisó Fitch en su último reporte.
Ciudad de México. Los bancos mexicanos estarían entre los más expuestos en Latinoamérica en el caso de que algún cambio en la política económica de Estados Unidos, bajo la administración del presidente electo Donald Trump, afectara significativamente el comercio y el crecimiento dentro de la región consideró la agencia calificadora, Fitch Ratings.
"Los vínculos macroeconómicos entre México y Estados Unidos son profundos. La relación bilateral representa una proporción significativa de los flujos de comercio, inversión y remesas hacia el interior de México”, precisó Fitch en su último reporte.
Destacó que en el corto a mediano plazo, los efectos para los bancos mexicanos probablemente estarían parcialmente contenidos por los fundamentos financieros sólidos de los bancos. Sin embargo, a más largo plazo, podría haber un potencial negativo en la calidad de los activos, el crecimiento de los préstamos y la rentabilidad, de haber un giro hacia un proteccionismo estadounidense.
La agencia argumentó que la incertidumbre sobre la dirección futura de la política estadunidense ya ha incrementado la volatilidad de la moneda y del mercado de capitales en este año, en un momento en que el crecimiento del comercio mexicano ha estado cayendo debido a la menor producción industrial de Estados Unidos.
De ahí que los riesgos potenciales para las perspectivas económicas de México tendrían efectos directos en el sector bancario.
Una incertidumbre prolongada y elevada podría influir en el crecimiento del consumo y de las inversiones, lo que podría actuar como un obstáculo para los préstamos y la rentabilidad en general”, precisó.
Además, la caída reciente en los precios de la deuda soberana mexicana podría traducirse en cargos por valuaciones en los portafolios de inversión de los bancos, representando desafíos para las ganancias provenientes de ingresos por intermediación de valores.
Más allá de los amplios efectos macroeconómicos, una fuente clave de vulnerabilidad podrían ser las importantes carteras de préstamos de los bancos mexicanos a aquellos grandes conglomerados que dependan en gran medida del comercio exterior.
Préstamos a empresas. El informe destaca que los préstamos corporativos y comerciales representan más de 40 por ciento de las carteras crediticias de los principales bancos; por lo que varios sectores corporativos mexicanos clave, especialmente aquellos con grandes exportaciones y exposiciones a deuda denominada en dólares, podrían estar en riesgo en caso de un fuerte giro proteccionista en Estados Unidos.
Fitch opinó que la calidad de los activos podría deteriorarse ligeramente en el mediano plazo, debido al crecimiento mayor de los préstamos en años recientes, y dicha tendencia podría exacerbarse si los riesgos para el crédito corporativo aumentaran.
Los riesgos de la cartera minorista y del sector público también podrían incrementar bajo un escenario económico adverso.
El desempleo aumentaría en un entorno de negocios menos benigno que afectaría la calidad del crédito al consumo, mientras que la exposición de los bancos a los prestatarios del sector público, incluidas las empresas estatales de energía y los gobiernos subnacionales, podría enfrentar nuevas pruebas en el contexto actual de flexibilidad fiscal restringida.
“Sin embargo, los bancos mexicanos están entrando en este período de incertidumbre desde una posición de fortaleza relativa. Los perfiles de crédito de los bancos han seguido beneficiándose de una capitalización sólida, perfiles adecuados de fondeo y liquidez, una mejora reciente en la calidad de los activos, así como ganancias estables y resistentes en los últimos años”, detalló.
Agregó que los riesgos también podrían ser mitigados por las decisiones activas de las administraciones de los bancos en los años recientes.
De cierto modo, los bancos ya han cambiado su mezcla de cartera minorista a segmentos menos riesgosos y han demostrado ser capaces de manejar las concentraciones de la cartera corporativa en las últimas recesiones.