La política económica de la nueva administración de Estados Unidos genera riesgos directos para la expansión mexicana, alertan desde la agencia calificadora.
El crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) mexicano en los últimos cinco años promedió 2,4%, el más débil entre los países que como México cuentan con la calificación “BBB+”, enfatiza la calificadora Fitch Ratings.
Como las calificaciones financieras identifican la capacidad de pago de los emisores, este menor crecimiento significa que el margen de maniobra fiscal que tienen las autoridades del país para enfrentar eventualidades, se ha reducido en México, consigna Shelly Shetty, analista de Fitch.
De acuerdo con la agencia, el PIB promedio de Perú, Tailandia, España e Italia, que son pares con calificación similar en Fitch, es de 3,1%.
La desventaja de México, explica Shelly Shetty, es que la puesta en marcha de la política económica de la nueva administración de Estados Unidos, genera riesgos directos para esta, de por sí, débil expansión económica.
“Los intentos de renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte u obstaculizar la subcontratación de servicios en México por parte de empresas de Estados Unidos, podrían resultar perjudiciales para el sector exportador manufacturero mexicano y afectar negativamente al empleo, la inversión (incluida la Inversión Extranjera Directa) y el crecimiento del país”, argumentó la calificadora en su anuncio de cambio de perspectiva reciente.
Fitch alineó el 9 de diciembre su perspectiva de calificación de México, con la que tienen Moody’s y Standard & Poor’s (S&P) a Negativa.
Sebastián Briozzo, analista de S&P, explicó recientemente que no es el tamaño de la deuda pública lo que vulnera la calificación mexicana, y pone de ejemplo a India, que tiene un déficit fiscal de 6%, que es más amplio que el mexicano, pero aclara que “India no enfrenta vulnerabilidades similares porque cuenta con un promedio de expansión económica de 6 a 7% anual. Esta es la capacidad de maniobra a la que nos referimos que no tiene México”.
La deuda crece. En las tres agencias, los analistas concuerdan que la deuda pública ha registrado una acelerada expansión.
De acuerdo con S&P, la deuda neta de México ha pasado de 28% del PIB a 45% entre el 2005 y el 2015.
Información detallada de la consultoría de negocios McKinsey, confirma que entre el 2011 y el 2015, la deuda gubernamental de México aumentó en 19 puntos del PIB.
Un aumento que contrasta con los 11 puntos del PIB que aumentó la deuda de Tailandia y compara negativamente con la caída de 10 puntos del Producto registrada por las obligaciones gubernamentales de Perú, en el mismo lapso.
No obstante, al comparar este comportamiento de la deuda gubernamental con el de sus otros dos pares de calificación, la deuda gubernamental de México queda por debajo del aumento registrado por los compromisos de gobierno de Italia que, en el mismo lapso, se incrementaron en 47 puntos del PIB y el de España, que lo hizo en 72 puntos.
Entonces, el diagnóstico de las tres agencias es similar: la debilidad del crecimiento mexicano en los últimos cinco años, y el riesgo de una menor expansión por el contexto poco amigable que representa la nueva administración de Estados Unidos, impone un riesgo para la estabilización de la deuda.
El trío de agencias calificadoras ha colocado a México en una de tres probabilidades de un recorte de calificación, que en Fitch y S&P significaría degradarla desde “BBB+”; mientras el proceso en Moody’s, llevaría a México a perder la máxima nota crediticia alcanzada en el 2014, que es “A-3”.
De concretarse el recorte de nota, en cualquiera de las tres, es de esperarse un encarecimiento del financiamiento para el país, un endurecimiento de las condiciones del mercado para fondear a México y el inicio de un círculo vicioso en el que giraría la deuda, los requerimientos financieros y la capacidad para conseguirlos.