La agencia de riesgo explicó que la calificación está respaldada por altos estándares de gobernabilidad, PIB per cápita y liquidez externa. "Esto se compensa con un crecimiento económico estable pero bajo, alta inflación y un gran volumen de deuda", dijo.
El Observador de Uruguay. La calificadora Fitch ratificó este martes el grado inversor de Uruguay al mantener la nota crediticia en BBB- (mínimo escalón) y también mantuvo la perspectiva negativa de la deuda.
Fitch explicó que la calificación está respaldada por altos estándares de gobernabilidad, PIB per cápita y liquidez externa. Esto se compensa con un crecimiento económico “estable pero bajo” (el más bajo entre los pares 'BBB' antes de la pandemia), “alta inflación, problemas estructurales que limitan la flexibilidad de las políticas y un gran volumen de deuda en moneda extranjera que hace que las finanzas públicas sean sensibles”.
Fitch espera que el PIB crezca un 2,5% en 2021 y un 2,7% en 2022 después de contraerse un 5,9% en 2020, un ritmo más lento que la mediana de 'BBB'.
“Los casos de coronavirus registrados oficialmente y las muertes per cápita han aumentado a los niveles más altos del mundo en 2021 desde entre los más bajos en 2020, pero las restricciones de movilidad limitadas y un esfuerzo de vacunación rápido (aunque tardío) deberían limitar el daño económico”, se indicó.
La calificadora espera que el déficit caiga al 5,1% del PIB en 2021 y al 4,6% en 2022. El MEF tiene vigente para este año una meta de un rojo de las cuentas públicas de 4,3% del PIB.
De todas formas, según la visión de Fitch, el rápido ritmo de consolidación fiscal posterior a la pandemia que se espera en el Presupuesto quinquenal del gobierno podría "ser más difícil de cumplir" dado un panorama de recuperación económica más débil de lo proyectado, aunque el continuo desempeño superior en la recaudación de impuestos es una ventaja importante. La recaudación de impuestos de la DGI mostró una fuerte recuperación al crecer 20% interanual en abril, según los últimos datos que divulgó la DGI.
La meta del gobierno es terminar su gestión con un déficit fiscal equivalente a 2,5% del PIB. Según Fitch, las autoridades esperan que los recortes profundos en gasto de capital y costos fijos impulsen una importante mejora fiscal estructural en 2021, "pero estos pueden ser difíciles de lograr, ya que estos desembolsos ya son bajos".
Los mayores desembolsos de recursos por jubilaciones y los pagos de las PPP (Proyectos de Participación Público Privado) podrían seguir siendo una fuente de presión compensatoria.
"El gobierno está estudiando una reforma de la seguridad social que probablemente no afectará a las personas cercanas a la jubilación y, por lo tanto, ofrecerá ahorros fiscales a corto plazo, pero será importante para la credibilidad fiscal y la solvencia a largo plazo", explica la agencia.
Asimismo, destaca que un aumento de los salarios públicos por debajo de la inflación en 2021 está ofreciendo ahorros que podrían ser duraderos, ya que las autoridades establecieron una fórmula bajo la cual esa pérdida de salario real se revertirá muy gradualmente.