El cambio de escenario tanto en la región como a nivel global presenta importantes desafíos para la economía uruguaya, que luego de una década de crecimiento sostenido enfrenta un contexto más adverso.
La actividad económica uruguaya tuvo su primer retroceso desde 2003. El Producto Interno Bruto (PIB) se contrajo 0,1 % en el segundo trimestre y dejó atrás el impulso de los primeros tres meses del año (4,5%). La noticia llegó en un momento particular para el país, con el Parlamento discutiendo el proyecto de ley de Presupuesto quinquenal y un contexto caracterizado por una fuerte tensión que muestran ciertas áreas de la política económica, principalmente en torno a la inflación, competitividad y déficit fiscal, agravados por la pérdida de lgrado inversor de Brasil y el empeoramiento de sus perspectivas.
Luego de conocido el dato que sorprendió a la mayoría de los analistas privados, se multiplicaron las voces respecto a cuáles deberían de ser los pasos inmediatos del gobierno. En sus diagnósticos las señales que muestra la economía no dejan lugar a dudas: hay una desaceleración más rápida de lo esperado, que algunos incluso se animan a decir, es la antesala de una recesión. Un presupuesto más restrictivo y adaptado a un escenario de tasas menores de expansión; sumado a una depreciación más acelerada de la moneda para priorizar la competitividad y amortiguar los impactos de un eventual shock internacional más agudo sobre la actividad y el empleo, son algunos de los planteos que se han escuchado.
En la otra vereda, las autoridades del equipo económico consideran que la caída es pasajera y confían en que la actividad vuelva a repuntar. El cambio de escenario tanto en la región como a nivel global presenta importantes desafíos para la economía uruguaya, que luego de una década de crecimiento sostenido enfrenta un contexto más adverso. El nuevo camino ya se está transitando con fortalezas y oportunidades, pero también con debilidades y amenazas latentes.
Fortalezas. Reservas y perfil de la deuda
El gobierno encaró con éxito en los últimos 10 años un proceso de desdolarización de la deuda pública. En la actualidad el 44% del endeudamiento del sector público no financiero está en pesos. Esto, de cierta forma, pone al país al resguardo de que imprevistos en el tipo de cambio traigan complicaciones y hagan que el gobierno no pueda cumplir con los pagos. Además es un seguro para épocas de incertidumbre como la actual. El país también mantiene un buen nivel de reservas que se sitúan en US$ 16.460 millones. El tipo de cambio flexible es otra herramienta que ayuda a amortiguar impactos externos sobre el mercado de cambios y las cuentas públicas.
Grado inversor . Uruguay mantiene su calificación de grado inversor e incluso sus perspectivas fueron mejoradas este año. En medio de las turbulencias que afectan a la región esa cualidad lo distingue del resto y sigue siendo un fuerte respaldo a la hora de generar confianza para atraer inversión y buscar fuentes de financiamiento externo. A eso se suma el mantenimiento de los incentivos y de reglas de juego claras para los inversores.
Bajo desempleo y menos pobreza. A pesar del empeoramiento de las condiciones del mercado laboral en los últimos meses, el desempleo se mantienen en niveles históricamente bajos. A este buen punto de partida se suma el descenso de la pobreza. Los últimos datos de 2014 indican que la pobreza afecta a 9,7% de los uruguayos y la indigencia a 0,3%, un nivel históricamente bajo.
Oportunidades
Bajos precios del petróleo. Los bajos precios del petróleo en el mercado internacional dan margen para que el gobierno pueda apelar a una rebaja en el precio de los combustibles. Esa es una de las cartas que aparece como más viable de ser utilizada para quitar presión a la inflación según los analistas, y sin tener que sacrificar las finanzas de las empresas públicas. El año pasado la desaceleracion de la inflación en el segundo semestre del año vino principalmente por el lado de los precios administrados con exoneraciones en los cargos fijos de UTE y Antel sumado a na rebaja de la tarifa eléctrica.
Mantenimiento de las tasas de interés en EE.UU.
La decisión adoptada por la Reserva Federal de Estados Unidos que mantuvo sin cambios la tasa de interés de referencia saca presión al tipo de cambio y da un respiro en términos de bajo costo de endeudamiento al punto que abre oportunidades para evaluar nuevas estrategias de financiamiento
Mayor inserción internacional. La concreción de un Tratado de Libre Comercio (TLC) entre el Mercosur y Europa permitiría acceder a nuevos mercados y en mejores condiciones arancelerias. Beneficios similares también son posibles con tratados bilaterales. En el primero de los casos, las negociaciones que ya venían demoradas se empantanaron aún más por la crisis que atraviesa Brasil. La segunda alternativa aparece en el horizonte como la más viable para obtener resultados rápidamente y no seguir perdiendo terreno frente a competidores directos.
Debilidades
Inflación. Es uno de los principales problemas que muestra la economía uruguaya. Los precios aceleraron su ritmo de aumento por sexto mes consecutivo, que trepó a 9,5% interanual. Los analistas privados coinciden en que el riesgo de alcanzar los dos dígitos es creciente, mientras que desde el gobierno se confía en que las presiones cedan en los últimos cuatro meses del año, entre otras cosas, por un efecto positivo de los acuerdos de precios. Las autoridades proyectan que recién en 2017 ingresaría al rango meta definido por el Banco Central, de 3% a 7%.
Déficit fiscal. El déficit fiscal bajó una décima en julio respecto al mes anterior y se situó en 3,3% del PIB (unos US$ 1.821 millones). El plan del gobierno es reducir el desequilibrio de las cuentas públicas al final del período, recortando el déficit en un punto respecto al resultado de 2014, que fue de 3,5% en ren relación al Producto Interno Bruto (PIB), el mayor desde 2002. La evolución de este indicador es seguido muy de cerca por las calificadoras de riesgo y de su comportamiento depende en buena parte que el país mantenga su nota de deuda.
Bajos precios de las materias primas. El precio de los commodities cayó fuertemente en los últimos meses, y no alcanzó a ser compensado por la suba del dólar. Los valores están en niveles similares a los observados durante la crisis de 2009. Se prevé que no habrá recuperación de precios a corto plazo como sí sucedió en esa oportunidad, de la mano de un debilitamiento del dólar y un menor crecimiento de los grandes países emergentes.
Amenazas
Economía externa. La suba de las tasas de interés en Estados Unidos hará más caro el acceso a financiamiento para las empresas uruguayas e incluso puede provocar un retiro de capitales desde las economías emergentes hacia las economías desarrolladas. La fuerte depreciación del real frente al dólar deterior la competitividad respecto a Brasil en varios frentes. La calificadora de riesgo Standard & Poor’s (S&P) le rebajó la nota crediticia al país norteño. Eso puede afectar por el lado del intercambio comercial y además porque el acceso a financiamiento internacional está en buena medida atado a lo que ocurre en el gigante sudamericano. Tanto por el lado de Brasil como de Argentina, las perspectivas para los próximos años son de caída y de un crecimiento moderado.La economía de China, que es el principal destino de las exportaciones de bienes urugauyos, se desaceleró y eso impacta en el comercio. Además una depreciación mayor del yuan puede sumar presión a la baja en el precio de las materias primas.
Economía interna. El mercado laboral muestra fuertes señales de deterioro en varios sectores de actividad, principalmente los vinculados a la industria y la construcción. Los problemas de competitividad pueden agravar la situación de varias empresas que ya vienen golpeadas por la pérdida de mercados. Los resultados de la ronda salarial serán claves. A las presiones vinculadas con esas negociaciones se suman las tensiones que genera la discusión del presupuesto quinquenal. En cómo logre armonizar el gobierno las distintas presiones de los agentes sociales y políticos, está en juego en buena medida la capacidad del país para enfrentar el nuevo contexto externo.