El comunicado no incluiría recomendaciones de política económica para ningún país en específico, y se adoptaría que cada uno decida las medidas que tomarán sus gobiernos.
Toronto. Los líderes de las mayores economías del mundo dejarán que cada país decida cómo reparar su afligido presupuesto sin detener el crecimiento, mientras el grupo busca apuntalar una frágil recuperación económica en una cumbre en Canadá.
En tanto, el Grupo de Ocho naciones industrializadas (G-8) se reunió por segundo día en un centro vacacional al norte de Toronto, seguido por una cumbre en la capital canadiense de la agrupación de naciones ricas y emergentes, el G-20, que terminará el domingo.
Mientras, la agenda oficial del G-20 se movió hacia asuntos económicos y políticos de ayuda y desarrollo, temas clave como la disminución de las grandes deudas gubernamentales, la regulación a la banca y el valor de la divisa china, el yuan, saltaron al primer plano.
"Nuestra cumbre anual se produce mientras el mundo comienza una frágil recuperación de la mayor crisis económica en generaciones", dijo el G-8 en un comunicado el sábado.
Extractos de un borrador del comunicado del G-20, al que Reuters tuvo acceso, mostraron que el grupo acordó recortar a la mitad los déficits de los gobiernos para el 2013 y estabilizar o reducir la deuda gubernamental como un porcentaje de la producción económica total para el 2016.
Una fuente del G-20 dijo que no se esperaban recomendaciones de política económica para ningún país en específico en el comunicado oficial, que será publicado al término de la cumbre el domingo.
A cambio, el grupo probablemente llegará a acuerdo sobre la necesidad de reducir los déficits, permitiéndole a cada país elegir su propio ritmo.
El yuan en debate.Un funcionario del grupo dijo que un borrador del comunicado acogió el anuncio hecho por China la semana pasada de que flojaría el control sobre su divisa, el yuan.
La frase podría ser eliminada del comunicado final porque podría no sentar bien en Pekín, que insistió en que su tasa de cambio es un asunto soberano que no tiene lugar en la agenda del G-20.
El grupo también dará a los países la opción sobre si aplicar o no impuestos a los bancos para recuperar el costo de los rescates.
Estados Unidos y Europa presionaron a favor del impuesto, mientras países como Canadá lo objetaron en base a que sus bancos actuaron de forma conservadora durante el auge crediticio y no deberían ser castigados por la reciente crisis financiera.
La recesión global llevó a una recuperación de tres velocidades, con el crecimiento de Asia en la cabecera, la recuperación estadounidense avanzando lentamente y Europa rezagada.
Como resultado, la unidad del G-20 se está fracturando, con los líderes en desacuerdo sobre cómo salvaguardar mejor la recuperación. El desempleo permanece elevado en la mayoría de las economías avanzadas y el crecimiento disminuyó desde fines del año pasado.
"Muy honestamente, creo que la economía mundial enfrenta un número de incertidumbres", dijo el primer ministro de India, Manmohan Singh, a Toronto Star. "Mientras salía gradualmente de la profunda depresión o profunda recesión, tuvimos la crisis de la zona euro y la crisis de la deuda soberana", agregó.
Buscando el equilibrio. En Europa, donde los problemas de deuda de Grecia atrajeron la atención a gasto público insostenible, el énfasis está en las reducciones presupuestarias para restablecer la confianza.
Estados Unidos quiere que el resto del mundo impulse la demanda interna y no dependa en los estadounidenses como consumidores en última instancia.
Angel Gurria, secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) con sede en París, dijo que ignorar la carga de la deuda podría aumentar los costos de los préstamos, pero que los recortes demasiado pronto podrían empeorar el desempleo. "Tener el balance correcto es primordial", indicó.
Pese a las diferencias, las cámaras mostraron saludos amistosos mientras los líderes del G-8 tomaban sus puestos en las mesas redondas del lujoso centro vacacional Deerhurst.
Sonriente, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, estrechó la mano de sus pares y luego charló con el mandatario francés, Nicolas Sarkozy.
"Mientras la recuperación se consolida, estamos en un cruce de caminos", señaló un comunicado borrador del G-8 obtenido por Reuters.
"La esperanza y optimismo emergentes deben dirigirse a construir el mundo corporativo más seguro, más justo, más inclusivo y sostenible en el que se preste una mayor atención a la mejora y evaluación del bienestar real de los residentes", indicó.