En medio de advertencias sobre el impacto de la desaceleración de las economías emergentes, los líderes del G-7 se comprometieron a utilizar "todas las herramientas de política monetaria" a su disposición para apuntalar la demanda y aliviar los problemas de suministro.
El Grupo de las Siete economías más avanzadas del mundo prometió el viernes impulsar un crecimiento sólido, al tiempo que intentó aplacar las diferencias sobre políticas cambiarias y de estímulo monetario, al concluir una cumbre en la ciudad japonesa de Ise-Shima.
En medio de advertencias sobre el impacto de la desaceleración de las economías emergentes, los líderes del G-7 se comprometieron a utilizar "todas las herramientas de política monetaria" a su disposición para apuntalar la demanda y aliviar los problemas de suministro.
"El crecimiento global sigue siendo moderado y bajo su potencial, mientras que los riesgos de una débil expansión persisten", dijo del grupo al cierre del encuentro. "El crecimiento global es nuestra prioridad urgente", agregó.
El primer ministro de Japón, Shinzo Abe, quien hizo mención a las similitudes del panorama económico actual con los eventos tras la crisis financiera global iniciada con la quiebra de Lehman Brothers en 2008, dijo que el G-7 "comparte una fuerte percepción de crisis" en torno a las perspectivas globales.
"El riesgo más preocupante es una contracción de la economía mundial, generada por una desaceleración de las economías emergentes", dijo Abe en rueda de prensa. "Existe el riesgo de que la economía mundial se hunda en una crisis si no se aplican las respuestas de política apropiadas", señaló.
En su comunicado de 32 páginas, el G-7 se comprometió a evitar "una devaluación competitiva" de sus monedas, mientras que alertó contra escenarios que propicien abruptas oscilaciones cambiarias. Esto representaría cierto consenso entre Japón, que ha amenazado con intervenir ante el avance del yen, y Estados Unidos, que se opone a medidas de control de mercados.
El grupo de las naciones más industrializadas del mundo exigió además que Corea del Norte se adhiera a las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y detenga sus pruebas nucleares, lanzamientos de cohetes y otras "acciones de provocación".
Asimismo, el G-7 condenó la "anexión ilegal" de la Península de Crimea por Rusia. La declaración amenazó con nuevas "medidas restrictivas" para aumentar los costos que enfrenta Moscú, pero dijo que las sanciones podrían ser revocadas si el país cumple con los acuerdos previos y respeta la soberanía de Ucrania.
Respecto a las disputas por soberanía marítima en el Pacífico occidental, el G-7 manifestó su preocupación por la situación del Mar de la China Meridional, donde Pekín ha estado tomando acciones cada vez más firmes en su confrontación con Japón y otros países del Sudeste Asiático.
Sin mencionar a Pekín, el G-7 reiteró su compromiso con la resolución pacífica de las disputas y el respeto a la navegación y al vuelo sobre la zona. El comunicado pidió a los países que eviten tomar "acciones unilaterales que podrían incrementar las tensiones". Pero China se mostró irritada con la mención.
La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Hua Chunying, respondió al comunicado señalando que constituía "una exageración del problema del Mar de la China Meridional que no es beneficiosa para la estabilidad de la región y no corresponde con la posición de una plataforma que reúne a las economías más desarrolladas del mundo".