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Gobierno argentino tiene incentivos para mantener equilibrio cambiario
Viernes, Marzo 13, 2015 - 17:12

En un reporte elaborado por Management & Fit (M&F) se descarta una devaluación" abrupta y "voluntaria en lo que resta del mandato" de la presidenta Cristina Fernández, quien concluirá su gestión el 10 de diciembre próximo.

Buenos Aires. El gobierno argentino tiene todos los incentivos, políticos y económicos para sostener el equilibrio cambiario y, con cierta dosis de pericia y fortuna, puede atravesar 2015 sin mayores sobresaltos, afirmó este viernes la consultora privada Management & Fit (M&F).

En el reporte elaborado por M&F se descarta una devaluación" abrupta y "voluntaria en lo que resta del mandato" de la presidenta Cristina Fernández, quien concluirá su gestión el 10 de diciembre próximo.

"Que la economía pueda soportar otro año más de apreciación real puede ser interpretado como algo positivo, pero deberían aprovecharse los meses por delante para diseñar una solución a uno de los recurrentes problemas de la macro argentina", consideró el economista en jefe de M&F, Matías Carugati.

El fortalecimiento global del dólar colocó de nuevo el tipo de cambio al frente de la agenda económica, destacó el analista.

A comienzos de año, la paridad cambiaria era de 8,5 pesos por dólar y en la actualidad es de 8,8 pesos.

"La apreciación (nominal y real) de la moneda norteamericana o su reverso, la depreciación en gran parte del mundo, es reflejo de la situación heterogénea que vive cada región. Sin prisa, pero sin falta, la economía de Estados Unidos se recupera, mientras Europa continúa estancada y con serios riesgos de caer en deflación", indicó.

En cambio, la moneda brasileña, el real, continúa en "caída libre", sin que la presidenta Dilma Rouseff pueda frenar el deslizamiento cambiario en medio de una incipiente crisis política, indicó el economista local.

"La estabilidad de la moneda local es así presionada por la coyuntura, aunque el gobierno asume el riesgo de sostenerla para moderar la inflación y evitar tensiones en un año electoral", explicó.

Para M&F, la pérdida de competitividad continúa sin freno.

Medida a través del tipo de cambio real multilateral (TCRM), la competitividad cayó a su nivel más bajo desde 2001.

Según Carugati, esto ocurre en parte porque "el peso argentino se mantiene atado al dólar, mientras que las monedas de nuestros socios registran una devaluación más agresiva".

"Por caso, el real brasileño y el euro se devaluaron más de 30% en el último año, frente al 11% de la moneda local. Sin embargo, gran parte de la erosión del colchón cambiario se debe al diferencial de inflación. Los precios internos aumentan más que los de nuestros socios comerciales", alertó.

En enero pasado Argentina reportó una inflación de 1,1% y para el año en curso prevé una inflación de 15,6%, la mitad de la que estiman las consultoras privadas y la oposición.

En ese contexto, M&F subrayó que "la apreciación real del peso perjudica la producción y resiente la generación de divisas. El encarecimiento relativo del país producto de la sobrevaluación cambiaria fomenta el ingreso de bienes importados y dificulta la colocación de productos en el exterior".

Argentina tiende a reducir el saldo comercial y la balanza de servicios como el turismo, lo cual afecta en mayor medida a sectores transables, en particular a la industria, enfatizó Carugati.

"El agro, aún con políticas desacertadas que reducen los márgenes, se mantiene competitivo a nivel internacional debido a la alta productividad del sector", comparó.

El estudio también se enfocó en los posibles efectos a corto plazo de la sobrevaluación cambiaria sobre el comercio que, según Carugati, "podrían estar acotados".

La "tan temida" avalancha importadora difícilmente puede materializarse, en tanto la administración del comercio se mantenga vigente, precisó Carugati.

Por el lado de las exportaciones, "éstas son más sensibles a cambios en la demanda de nuestros socios que a los movimientos del tipo de cambio real", puntualizó.

De acuerdo con M&F, las exportaciones aumentan poco más de 1%, frente a incrementos de 1% en la demanda externa, mientras que la sensibilidad frente a estos  aumentos en el tipo de cambio real es menor, en torno al 0,2%.

Autores

Xinhua