La mandataria socialista Michelle Bachelet refrendó su promesa de despachar la iniciativa antes de enero.
El gobierno chileno envió el lunes al Congreso un proyecto de reforma laboral que busca fortalecer los sindicatos y poner fin al reemplazo de trabajadores en huelga, en medio del rechazo y advertencias del empresariado de que afectará al empleo ante una debilitada economía.
En una ceremonia en el palacio presidencial, la mandataria socialista Michelle Bachelet refrendó su promesa de despachar la iniciativa antes de enero, algo que también criticó el sector privado por un supuesto exceso de premura tras haber enviado este año además una reforma tributaria y educacional al poder Legislativo.
Con todo, el gobierno quiere transformar al sindicato como principal agente de negociación colectiva, mientras que el empleador ya no contará con la facultad de reemplazar los puestos de los trabajadores en huelga, aunque se establecerá un sistema de servicios mínimos excepcionales.
"Existe una materia en la que no hemos avanzado, el equilibrio entre trabajadores y empleadores al momento de negociar. De eso se trata específicamente el proyecto de ley que hoy presentamos", dijo Bachelet durante la ceremonia de firma del proyecto.
La mandataria -que atraviesa por su menor apoyo desde que llegó al poder en marzo- explicó que se trata de un conjunto de propuestas para perfeccionar la negociación colectiva y construir relaciones laborales "más armoniosoas y estables".
"Esta es una tarea que habíamos postergado por demasiado tiempo, sea por ataduras del pasado, por desconfianzas sin fundamento o porque para algunos nunca llega el buen momento. Creemos firmemente que este es el momento adecuado. Los nuevos tiempos exigen un cambio de perspectivas en las relaciones laborales", agregó.
La reforma incluye un guiño hacia el empresariado al contemplar una mayor flexibilidad en las condiciones de los contratos, algo que por años ha solicitado el sector privado y que desde el mundo sindical miran con cautela.
Desde el gobierno han señalado que la implementación de la reforma laboral será gradual y no afectará la esperada reactivación de la economía, ya que seguirá el mismo lineamiento de la reforma tributaria que entró recientemente en vigencia y que contempla alzas escalonadas de los impuestos.
Aunque el empresariado estima que esta reforma no fomenta una mayor creación de empleo ni favorece una recuperación de la actividad doméstica, el Poder Ejecutivo asegura que los cambios al mercado laboral son consistentes con el objetivo de recuperar el dinamismo del crecimiento de la economía.
La economía chilena ha sido golpeada este año por una profunda desaceleración y se encamina a crecer por debajo del 2% este año, su menor ritmo de expansión desde el 2009, ante un complejo escenario internacional y un enfriamiento de las inversiones.
El Gobierno de Bachelet cuenta con mayoría en ambas cámaras del Congreso, por lo que se espera que logre aprobar la reforma con relativa facilidad, aunque es posible que la discusión se extienda en el Senado.
Desde el ministerio de Hacienda han dicho que la implementación de la reforma laboral será gradual para generar espacios en la elaboración de los nuevos marcos reglamentarios y normativos, en un clima de certeza y estabilidad entre todos los actores del mercado del trabajo.