La especulación sobre la salida de Levy no fue discutida en la reunión, aseguró a periodistas el jefe de gabinete de Rousseff, Aloizio Mercadante.
El gobierno de Brasil descartó este jueves las especulaciones del mercado de que el ministro de Hacienda, Joaquim Levy, iba a renunciar a su cargo debido a desacuerdos sobre su plan de austeridad.
La moneda brasileña, el real, repuntó desde mínimos de 12 años ante las noticias de que Levy se mantenía en el cargo y participaba de una reunión con la presidenta Dilma Rousseff.
Levy, un economista ortodoxo que disfruta de la confianza de los mercados financieros, había cancelado un viaje a la cumbre del G-20 en Turquía para presentarse al encuentro de última hora con la mandataria sobre el proyecto de presupuesto para el 2016.
Pero tras la reunión con Rousseff, la cartera dijo que finalmente Levy asistirá a la cumbre del G-20.
La especulación sobre la salida de Levy no fue discutida en la reunión, aseguró a periodistas el jefe de gabinete de Rousseff, Aloizio Mercadante.
En una entrevista publicada en el sitio online del diario español El País, Levy aseguró el miércoles en la noche que "no tengo intención de dejar el Gobierno".
Más temprano, el real cayó hasta un 1,5% frente al dólar después de que los diarios Folha de S.Paulo y Valor Economico informaron que el ministro estaba aislado y frustrado debido a la propuesta de presupuesto presentada el lunes.
Los ingresos fiscales se han desplomado mientras Brasil atraviesa por una severa recesión, complicando los esfuerzos de Levy de cerrar un amplio déficit fiscal que ha minado la credibilidad del Gobierno de Rousseff entre los inversores.
El proyecto de presupuesto, enviando el lunes al Congreso, fue el primero en la historia de Brasil que prevé un déficit primario, resaltando el fracaso de Levy de apuntalar las cuentas federales para evitar que le quiten al país la preciada calificación crediticia de grado de inversión.
El ministro de Planificación, Nelson Barbosa, quien ha ganado influencia en la política económica a medida que la agenda de austeridad de Levy gana enemigos en el Congreso y en otros ministerios, ha defendido la proyección de déficit en los últimos días como una señal de transparencia y realismo.
Levy, un economista de la Universidad de Chicago, no estuvo de acuerdo con la decisión de Rousseff de proponer un presupuesto contemplando un déficit para el próximo año, solicitando mayores recortes en el gasto público.