El ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, afirmó que el Gobierno compartiría los ingresos derivados de un programa de amnistía para la repatriación de activos en el extranjero no declarados para ayudar a los estados con su crisis presupuestaria actual.

Brasilia. El gobierno federal de Brasil alcanzó el martes un acuerdo para ayudar a los estados con problemas financieros a cambio del apoyo de los gobernadores en reformas estructurales profundas, incluidos los cambios al sistema de pensiones y un límite a los salarios de los empleados públicos.

El ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, dijo a periodistas después de una reunión en Brasilia con el presidente, Michel Temer, y gobernadores que la administración federal y los estados alcanzaron un "gran acuerdo nacional para equilibrar las cuentas públicas".

Meirelles afirmó que el Gobierno compartiría los ingresos derivados de un programa de amnistía para la repatriación de activos en el extranjero no declarados para ayudar a los estados con su crisis presupuestaria actual. Agregó que la recaudación de una esperada segunda etapa del programa se negociaría con los estados.

A cambio de una parte de los ingresos obtenidos por la repatriación de activos, los gobernadores se comprometieron a controlar el crecimiento del gasto de sus estados a un porcentaje que no supere a la inflación del año previo, en línea con la propuesta que el Gobierno envió al Congreso para limitar la expansión del gasto federal.

Los estados accedieron a limitar los sueldos de los trabajadores del sector público y detener las nuevas contrataciones durante dos años.

Los gobernadores también aceptaron apoyar y ejecutar una reforma al generoso sistema de pensiones de Brasil, dijo Meirelles, lo que el Gobierno posiblemente encontrará más difícil de lograr que la propuesta de llevar el crecimiento real del gasto a cero.

Los detalles del acuerdo con los estados aún deben afinarse, dijo Meirelles. Añadió que "todos" verán crecer sus ingresos a medida que vuelva la confianza en la economía.

Brasil está estancado en su peor crisis económica en ocho décadas y le ha resultado difícil regresar a la senda del crecimiento.