Los ministros de Finanzas de la zona euro se reúnen este miércoles. La coalición de gobierno tiene tiempo hasta ese día para decir cómo recortará este año los 325 millones de euros exigidos por la UE como condición para entregar el rescate.
Atenas. El gobierno griego estaba bajo presión este lunes para convencer a una escéptica zona euro de que respetará los términos del plan de rescate aprobado por el Parlamento, pese a las violentas protestas.
Los legisladores griegos aprobaron a última hora del domingo fuertes recortes de salarios, pensiones y empleos, como el precio para que Atenas reciba un rescate de 130.000 millones de euros de manos de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional y pueda evitar así una caótica cesación de pagos.
La aprobación generó fuertes protestas en las inmediaciones del Parlamento, que ponen a prueba el compromiso de Atenas con la implementación de las reformas acordadas.
Los bomberos terminaban de apagar las llamas que emanaban de las ruinas de varios edificios, incendiados por jóvenes encapuchados durante las protestas contra el paquete de medidas de austeridad aprobadas por el Parlamento tras 10 horas de debate.
Los disturbios fueron los peores en años y también se extendieron a otras ciudades del país, como Tesalónica y las islas de Corfú y Creta.
Los ministros de Finanzas de la zona euro se reúnen este miércoles. La coalición de gobierno tiene tiempo hasta ese día para decir cómo recortará este año los 325 millones de euros exigidos por la UE como condición para entregar el rescate.
La Comisión Europea exige además que los líderes políticos del país se comprometan por escrito a cumplir los términos del acuerdo tras las elecciones previstas para abril.
Cinco años de recesión y dos de profundos recortes en el gasto han sacudido el tablero político de Grecia. Los votantes podrían inclinarse más hacia la derecha o la izquierda, generando temor en Bruselas sobre el rumbo de la economía griega.
La primera reacción de Alemania, el principal contribuyente de la UE, fue cauta.
"Ahora, necesitamos esperar y ver qué pasa tras la aprobación de la legislación", dijo a la televisión de su país el ministro de Economía alemán, Philip Roesler.
"Hemos dado un paso en la dirección correcta, pero todavía estamos lejos de esa meta", agregó.
Desde Bruselas, el comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, dijo que una moratoria en Grecia tendría "consecuencias devastadoras" sugiriendo que los ministros de Finanzas de la zona euro están dispuestos a aprobar esta semana el segundo rescate para el país.
Noche de terror. La votación en el Parlamento mostró a 43 diputados en rebeldía, en lo que podría ser un indicio de las dificultades que podría haber para asegurar que los políticos respeten el programa, que incluye una rebaja del 22% en el salario mínimo.
Un portavoz del gobierno dijo: "pese a los problemas, procederemos con la implementación de nuestros compromisos". Sin embargo, el líder del partido conservador Nueva Democracia y favorito para las elecciones de abril, Antonis Samaras, dejó entrever que Atenas podría buscar una renegociación del acuerdo.
"Los insto a votar el nuevo acuerdo porque quiero evitar caer en el abismo (...), de manera que podamos tener la posibilidad mañana de negociar y cambiar la política que se nos está imponiendo hoy", dijo Samaras.
La policía dijo que 150 comercios fueron saqueados en Atenas el domingo y que 48 edificios fueron incendiados. Cerca de 100 personas -68 de ellas policías- resultaron heridas y 130 fueron detenidas, detalló el lunes un oficial de policía.
Los protagonistas de los disturbios son una minoría, pero reflejan la magnitud del descontento entre los griegos, que creen que las nuevas medidas solamente profundizarán sus penurias.
Los griegos estaban conmocionados con la quema de algunos edificios, como la sede del cine Attikon de estilo neoclásico que data de la década de 1870.
"Todos estamos muy enojados con estas medidas, pero esta no es la salida", expresó Dimitris Hatzichristos, un trabajador público de 30 años, mientras miraba los escombros.
En total, 199 de los 300 legisladores aprobaron el controversial programa. Los 43 parlamentarios que votaron en contra fueron expulsados inmediatamente de sus partidos socialista y conservador.
"Noche de terror dentro y fuera del Parlamento", dijo el diario conservador Eleftheros Typos en su portada.