Tras semanas de complejas y sucesivas rondas de negociaciones no concluyentes, las conversaciones parecen estar en su fase final.
Atenas. Grecia y sus acreedores privados regresaron este sábado a la mesa de negociaciones para juntar las últimas piezas de un largamente esperado acuerdo de canje de deuda, necesario para evitar un caótico default.
Tras semanas de complejas y sucesivas rondas de negociaciones no concluyentes, las conversaciones parecen estar en su fase final y se espera que ambos bandos aseguren un acuerdo preliminar antes de la cumbre de este lunes de la Unión Europea (UE).
Se esperaba que el primer ministro griego, Lucas Papademos, se reuniera con el negociador jefe de los banqueros, Charles Dallara, cerca de las 13:30 GMT de este sábado, antes de entrevistarse con los inspectores de la "troika" compuesta por los prestamistas internacionales.
El canje de deuda, en que acreedores privados asumirán una quita de un 50% en el valor nominal de sus tenencias de bonos griegos a cambio de liquidez y de bonos nuevos, es un prerrequisito para que el país asegure un paquete de rescate por 130.000 millones de euros (US$170.671 millones).
Papademos dijo en una entrevista este viernes que esperaba que las negociaciones concluyeran en cuestión de en días.
"Hicimos un progreso significativo en las últimas semanas y en particular en los últimos días", manifestó.
¿Un monto mayor? Sin embargo, existen temores de que el acuerdo no baste para encaminar el plan de reducción de deuda del país, y que los socios europeos de Grecia tengan que entregar fondos para cubrir el déficit.
La revista alemana Der Spiegel reportó este sábado que los prestamistas internacionales consideraban que Atenas necesitaría 145.000 millones de euros en dinero público de la zona euro para su segundo rescate, más que los 130.000 millones de euros calculados previamente.
La revista afirmó en su reporte que los fondos adicionales son necesarios por el deterioro de la situación económica en Grecia, replicando un informe publicado este jueves.
Atenas además enfrenta negociaciones problemáticas con la "troika" de prestamistas internacionales - la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Central Europeo - que han advertido que el país debe hacer más esfuerzos con las reformas económicas antes de que distribuyan más dinero.
Grecia y sus acreedores han acordado en general que los nuevos bonos del canje tendrían un vencimiento de 30 años y una tasa de interés progresiva.
El pacto busca recortar 100.000 millones de euros de la deuda de 350.000 millones de euros que soportar el país.
Pero persisten los desacuerdos sobre la tasa de interés que debe pagar Grecia sobre los nuevos bonos, y en los últimos días el BCE y otros acreedores públicos han sido presionados para que acepten un recorte en el valor de sus tenencias de bonos griegos, tal como los acreedores privados.
Debe haber un acuerdo sobre la deuda listo en unas tres semanas para que Grecia pueda pagar unos 14.500 millones de euros en deuda al 20 de marzo.
De otro modo, el atribulado país caerá en una moratoria descontrolada que podría propagarse y provocar caos en toda la zona euro.
Este viernes, Papademos prometió que eso no pasaría. "Grecia no caerá en un default", afirmó.