Ninguna de las partes pone en duda la urgencia de un acuerdo, puesto que Grecia debe pagar 1.600 millones de euros al Fondo Monetario Internacional para fines de mes o de contrario caerá en cesación de pagos, lo que pondría en grave riesgo su futuro como miembro de la zona euro.
Bruselas. Los negociadores griegos tenían previsto presionar el domingo a sus acreedores internacionales por una reducción de la deuda del país, en momentos en que Europa intensifica la presión sobre Atenas para que ofrezca más concesiones vinculadas a la austeridad o enfrente las nefastas consecuencias.
Ninguna de las partes pone en duda la urgencia de un acuerdo, puesto que Grecia debe pagar 1.600 millones de euros al Fondo Monetario Internacional para fines de mes o de contrario caerá en cesación de pagos, lo que pondría en grave riesgo su futuro como miembro de la zona euro.
El diario alemán Frankfurt Allgemeine Sonntagszeitung reportó que el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, advirtió al primer ministro Alexis Tsipras sobre el peligro de una salida de la zona euro o "Grexit" cuando se reunieron en Bruselas esta semana.
Cuando entregó instrucciones a su equipo negociador antes de que viajara a Bruselas, Tsipras dijo que podría aceptar compromisos de austeridad exigidos por sus acreedores, pero indicó que a cambio requeriría una quita significativa de la enorme deuda de Grecia.
Una persona familiarizada con las negociaciones entre Atenas y sus acreedores dijo a Reuters que las discusiones seguían adelante en torno al asunto del alivio de deuda. Declinó decir qué figuras estaban involucradas pero reconoció que Grecia no podía tomar más créditos sin alguna clase de condonación.
Atenas afronta problemas inmediatos para pagar por créditos durante el verano boreal con dinero que no tiene, ya que desde mediados del año pasado la Unión Europea y el FMI tienen congelados los fondos por 240.000 millones de euros de los programas de rescate griegos.
Además del préstamo del FMI, Atenas deberá devolver 6.700 millones de euros cuando venzan en julio y agosto sus bonos soberanos en manos del Banco Central Europeo (BCE).
Incluso si esta crisis de liquidez puede ser superada en el corto plazo, Grecia de todas formas encara el sombrío escenario de tener que pagar por sus rescates, un factor que pesará sobre su economía por décadas a menos que alcance un acuerdo para condonar parte de la deuda.
El equipo griego en Bruselas, liderado por el viceprimer ministro Yannis Dragasakis y el jefe negociador, Euclid Tsakalotos, posiblemente abordará este tema el domingo, en el segundo día de discusiones de una contrapropuesta de Atenas a los funcionarios de la UE.
"Las negociaciones en curso son difíciles. Las posiciones aún son muy divergentes. No es seguro si tendremos un resultado. A los altos funcionarios de la Comisión Europea les preocupa que el acuerdo no sea alcanzado a tiempo", dijo una fuente de la zona euro.
Grecia ya se benefició de una quita de deuda significativa a manos de inversores privados en 2012. Pero cualquier acuerdo que implique una nueva condonación de créditos públicos posiblemente generará indignación entre los contribuyentes europeos, especialmente de los alemanes, que han financiado buena parte de los programas de rescate.