Mientras los bancos de Grecia se mantienen cerrados por cuarto día y el país aplica controles de capitales, el ministro de Finanzas Yanis Varoufakis vinculó su futuro al resultado de la votación.
Grecia se encamina a celebrar un referendo este fin de semana que podría decidir su futuro en la zona euro, después de que las filas frente a los cajeros automáticos se convirtieran en el símbolo más potente del enfrentamiento entre el Gobierno de izquierda y sus acreedores internacionales.
El rechazo del primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras, a los términos del "chantaje" de sus acreedores del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Unión Europea (UE), que exigen recortes de gastos y alzas de impuestos, indignó tanto a los socios del país que no hay esperanza de un acercamiento antes de la consulta del domingo.
Mientras los bancos de Grecia se mantienen cerrados por cuarto día y el país aplica controles de capitales, el ministro de Finanzas Yanis Varoufakis vinculó su futuro al resultado de la votación, y dijo que renunciaría si el llamado del Gobierno a votar por el "no" a los términos del rescate es ignorado.
El futuro de Tsipras como primer ministro también estaría en duda.
"La gente está completamente confundida. Y la culpa es 100% de los políticos. Ellos son responsables por la situación en la que estamos hoy", dijo el jubilado Thanos Stamou.
Como resultado, el domingo los griegos deberán tomar una decisión sobre un tema que su Gobierno fue incapaz de decidir en los meses de ásperas negociaciones con sus socios de Europa.
"El futuro de Grecia está en manos del pueblo griego", dijo Jeroen Dijsselbloem, presidente del grupo de ministros de Finanzas de la zona euro.
"Si el resultado es positivo, entonces está naturalmente en el bando europeo la disposición de ayudar a Grecia para salir de la crisis", sostuvo. "Si el resultado es negativo, entonces el futuro será más complicado", indicó.
Tsipras tiene mucho en juego. Lo más probable es que su Gobierno caiga si los votantes respaldan el plan de rescate que él ha rechazado por considerarlo como una "humillación" para Grecia.
Su coalición ya se está desmoronando porque una serie de diputados del partido de los Griegos Independientes, su socio menor en la alianza del Gobierno, ya han dicho que apoyarán el "sí".
Tsipras y Varoufakis siguen convencidos de que Atenas puede negociar mejores condiciones para el rescate, incluyendo una reducción de la deuda, si los votantes rechazan los términos de la última oferta de la zona euro.
Consultado por Bloomberg Television si todavía estará en su cargo el lunes por la noche si los griegos votan por el sí, Varoufakis, un profesor de economía respondió: "No estaré (...) personalmente no firmaré otro (acuerdo) ampliado y fingido".
El único sondeo dado a conocer después de que el referendo fue convocado mostró que el "no" lleva una ventaja, pero el apoyo a esta postura está decayendo rápidamente y el bando del "sí" ha subido desde que los bancos dejaron de abrir.