El plan de crecimiento y desarrollo del presidente Alejandro Giammattei pretende convertir a Guatemala en un país capaz de atraer más inversión en sectores como el agrícola, pesca, químicos para la limpieza, y en la sólida industria textil.

Con el proyecto “Guatemala no se detiene”, el gobierno del presidente Alejandro Giammattei presentó un plan con el que apuesta por la inversión y el desarrollo del capital humano. El proyecto pretende llevar al país a un nuevo nivel en términos de inversión extranjera directa, exportaciones, competitividad y seguridad para los inversionistas.

El plan llega en momentos en el que la economía de Guatemala está superando pronósticos. El Banco Central del país pronosticaba un IMAE (índice mensual de actividad económica) de -12% para mayo 2021, pero fue de -10,8%, lo que representa un decrecimiento menor al esperado y evidencia una recuperación más rápida que lo previsto.

En lo que va del siglo, Guatemala ha tenido un crecimiento importante, sobre todo comparado con otros países de la región. De acuerdo a datos del Banco Mundial, el PIB de Guatemala creció de US$ 18.300 millones en el 2000 a US$ 76.700 millones en 2021, es decir, la economía se multiplicó por 4,1. En tanto, su vecino El Salvador, en el mismo periodo multiplicó su PIB por 2,4 al pasar de US$ 27.020 millones a US$ 27.020 millones.

Este crecimiento ha dado a Guatemala la fortaleza para aprovechar lo que muchos analistas prevén: un cambio en el patrón geográfico de los flujos comerciales en los próximos años. De acuerdo con los resultados de la encuesta McKinsey Global Institute a directores ejecutivos de empresas transnacionales, levantada en mayo de 2020, el 93% de los líderes planean fortalecer la resiliencia de las cadenas de suministro con una inversión aproximada de hasta US$4,6 trillones, lo cual es sumamente conveniente para Guatemala, dadas las condiciones geográficas y económicas que ofrece.

El plan de crecimiento y desarrollo del presidente Giammattei pretende convertir a Guatemala en un país capaz de atraer más inversión en sectores clave mediante tres acciones: potenciar lo que el país ya hace bien; apostar a los negocios que generan mayor valor y empleo; y fortalecer la competitividad del capital humano, el clima de negocios y la infraestructura.

Guatemala tiene buenos niveles de producción en sectores como el agrícola, pesca y químicos para la limpieza, así como una sólida industria textil. En tal sentido, el gobierno guatemalteco calcula que una buena parte de la oportunidad de crecimiento está precisamente en la industria del vestido, pues estima que, si se centra la inversión en 6 productos prioritarios, el país podría convertirse en el corazón de esta industria en Latinoamérica para 2030, produciendo US$ 3.500 de millones.

La canasta exportadora podría ser más sofisticada e incluir otros sectores en los que el país tiene fortalezas. El Gobierno de Giammattei ha identificado otras oportunidades como convertir a Guatemala en un hub de productos para la salud, ser el centro de manufactura de aparatos electrónicos para Centroamérica y buscar convertirse el principal centro de servicio de BPO, ITO y desarrollo de software en la región. Con estas tres áreas de desarrollo, Guatemala podría atraer una inversión extranjera directa, calcula el gobierno, de US$ 1.200 millones para 2023.

Este ambicioso plan depende, por supuesto, de la capacidad que tenga el gobierno para atraer los flujos de inversión extranjera que se requieren. Para ello, ha dispuesto la creación de un andamiaje institucional altamente especializado que permita ofrecer un destino seguro y atractivo al capital con una visión clara de crecimiento y desarrollo.