Después de siete años y billones de dólares, ya no tienen las respuestas e incluso podrían representar un riesgo mayor para la economía global.
Lima. En 2008, los bancos centrales, encabezados por la Reserva Federal de Estados Unidos, cabalgaron al rescate del sistema financiero global.
Después de siete años y billones de dólares, ya no tienen las respuestas e incluso podrían representar un riesgo mayor para la economía global.
Un informe del Grupo de los Treinta, un órgano internacional liderado por el ex presidente del Banco Central Europeo Jean-Claude Trichet, advirtió el sábado que tasas de interés de cero y la impresión de dinero no son suficientes para reactivar el crecimiento económico y que se arriesgan a volverse medidas semipermanentes.
"Los bancos centrales han descrito sus acciones como para 'comprar tiempo' para que los gobiernos finalmente resuelvan la crisis (...) Pero el tiempo se acaba y las compras (de bonos) han tenido su precio", dice el reporte.
En Estados Unidos, la Fed puso fin a su programa de compras de bonos en 2014 y se esperaba que subiera las tasas de interés desde cero a partir de junio de 2015.
Sin embargo, los mercados estiman que realizará su primer incremento de los tipos de interés en casi 10 años en marzo de 2016.
El Banco de Inglaterra también ha aplazado su alza de tasas, mientras que el BCE aparentemente implementará otra ronda de alivio cuantitativo, al igual que el Banco de Japón, que ha estado inmerso en alguna forma de alivio cuantitativo desde 2001.
Reuters calcula que sólo los bancos centrales de esos cuatro países han gastado cerca de 7 billones de dólares en compras de bonos.
El flujo de dinero fácil ha inflado los precios de activos como acciones y viviendas en muchos países, pese a que no han logrado estimular al crecimiento económico.
La Fed ha prometido que cuando suba las tasas, será a un ritmo lento para no sofocar la recuperación económica estadounidense, que ha sido una de las más largas y débiles registradas en el período de la posguerra.
La mayoría de las autoridades presentes en las reuniones semianuales del Fondo Monetario Internacional esta semana han presentado pronósticos relativamente optimistas para la economía mundial y sostienen que los riesgos han sido mayormente contenidos.
Sin embargo, el G30 advirtió que un declive del 40 por ciento en los precios de las materias primas podría presagiar un crecimiento más débil y una "deflación de la deuda".