Mientras la desaceleración económica de China y sus devaluaciones competitivas están en el centro de la reciente turbulencia, la relativa calma de la zona euro hará poco para ocultar su actual fortuna pobre.
Una inflación muy baja y un crecimiento modesto probablemente definirán la economía de la zona euro al menos hasta el final del próximo año, mostró un sondeo de Reuters, con una probabilidad muy escasa de que el Banco Central Europeo incremente sus compras mensuales de bonos.
Mientras la desaceleración económica de China y sus devaluaciones competitivas están en el centro de la reciente turbulencia de los mercados financieros globales, la relativa calma de la zona euro hará poco para ocultar su actual fortuna pobre, aunque no desastrosa.
Ciertamente, el crecimiento a lo largo de las principales economías de la zona euro parece estar fracturado, con Alemania exhibiendo un desempeño superior e Italia mostrando señales de un resurgimiento incipiente, al tiempo que Francia y España siguen con una recuperación opaca que genera riesgos de perpetuar el desempleo alto.
El sondeo entre más de 100 economistas, recopilado la semana pasada, mostró que la economía de la zona euro se expandiría un 0,4% en cada trimestre hasta el primero de 2017, una décima de punto porcentual por encima del 0,3% anotado en el tercer trimestre del año pasado.
Para el año, el crecimiento promediaría el 1,5%. Eso podría ser un ritmo de expansión decente por los estándares europeos, pero todavía es considerado por muchos como inadecuado para reducir el desempleo o levantar la inflación en forma significativa.
"El crecimiento debería incrementarse gradualmente, bajando la tasa de desocupación e incrementando finalmente la inflación. Sin embargo, la mejora será muy gradual y muy lenta para ser satisfactoria", dijo Louis Harreau, economista de Credit Agricole, en un informe.
"Sin embargo, el BCE debería abstenerse de agregar más alivio a las medidas ya anunciadas: la efectividad de las medidas se incrementa con más alivio, pero a un ritmo más lento, mientras que sus efectos negativos se incrementan a un ritmo más rápido".
Hasta ahora el BCE ha comprado 600.000 millones de euros en bonos soberanos, alrededor del doble del tamaño de la economía griega, redujo la tasa de depósitos a -0,30% para impedir que los bancos atesoren fondos en el banco central e inyectó miles de millones de euros en la economía para impulsar el crecimiento del crédito.
Pero, aparte de un ligero incremento de los préstamos a las empresas y un crecimiento estable, es muy poco más lo que se puede mostrar. La inflación, a 0,2% en diciembre, es tan solo una fracción del techo de las metas del BCE, de 2%.