El índice subyacente de precios al consumidor (IPC), que excluye a los valores de los alimentos frescos pero incluye a los costos del petróleo, subió un 0,1% en noviembre con respecto al mismo mes del año pasado, según datos publicados el viernes. El mercado pronosticaba una lectura plana.
Tokio. Los precios al consumidor en Japón subieron por primera vez en noviembre pero el gasto de los hogares bajó, haciendo dudar de la visión del banco central de que un consumo fuerte contribuirá a que la inflación alcance el objetivo de 2 por ciento.
El índice subyacente de precios al consumidor (IPC), que excluye a los valores de los alimentos frescos pero incluye a los costos del petróleo, subió un 0,1 por ciento en noviembre con respecto al mismo mes del año pasado, según datos publicados el viernes. El mercado pronosticaba una lectura plana.
La subida se produce tras la caída de 0,1 por ciento de octubre y con precios más altos para los alimentos que moderaron la presión del descenso en los costos de la energía.
Otro índice del Banco de Japón (BOJ, por sus siglas en inglés), que no considera el crudo ni los alimentos frescos -pero incluye los precios de los alimentos procesados- mostró que los precios al consumidor aumentaron un 1,2 por ciento en el año a noviembre.
Sin embargo, el gasto de los hogares sufrió su mayor declive anual en ocho meses, con una baja de 2,9 por ciento en noviembre con respecto al mismo mes del año pasado y contra el pronóstico de un retroceso de 2,4 por ciento.
El conjunto mixto de datos hace esperar que el gobernador del Banco de Japón, Haruhiko Kuroda, que ha dicho que hará todo lo que sea necesario para lograr su ambicioso objetivo de precios, pueda conducir al banco central a expandir su estímulo el mes próximo.
El Gobierno planea cerca de 800.000 millones de dólares en gasto en el presupuesto del próximo año fiscal. El BOJ también afinó su programa de estímulo para asegurarse que poder mantener o incluso acelerar su programa de emisión de dinero para poder llegar a la meta de inflación.
Los encargados de las políticas esperan que un mercado laboral que se está ajustando lleve a las empresas a acelerar las alzas de sueldos y que apuntale el gasto de los hogares. No obstante, los reiterados llamados del primer ministro, Shinzo Abe, por aumentos en los salarios, hasta ahora han sido desoídos.