La entidad indica que en Latinoamérica algunos beneficios como la seguridad social y los apoyos en educación superior terminan ayudando a la población más rica, mientras los Estados tienen problemas a la hora de recaudar impuestos debido a la evasión y las excepciones legales.
Washington. En América Latina la política fiscal está fallando en reducir la pobreza y la desigualdad, y mientras los gobiernos rara vez han generado altos niveles de ingresos, los sistemas tributarios no han logrado desplazar la carga a los hogares ricos. Así lo concluye la tercera Síntesis de Política Social de Inter-American Dialogue titulado “La política fiscal y los pobres en América Latina” elaborado por Jeffrey Puryear y Mariellen Malloy Jewers.
En informe alerta de que los servicios públicos en la región a menudo son de baja calidad y los programas de pensiones benefician enormemente a la quinta parte más rica de la población.
Asimismo, señala que los programas que reducen la pobreza y la desigualdad, como los de transferencias monetarias condicionales, representan una proporción relativamente pequeña del gasto público.
Ingresos y tributos. Haciendo una comparación con la situación de los países miembros de la OCDE, se observa que mientras los ingresos públicos forman en promedio 25% del PIB en América Latina, entre los integrantes de dicho grupo llegan a 42% del PIB.
Uno de los componentes más importante de ingresos para muchos países: los impuestos, son significativamente más bajos de lo esperado dado el nivel de desarrollo de América Latina, señala el estudio.
El problema latinoamericano no parece ser bajas tasas de impuestos, pues varios son sólo ligeramente más bajos que en otras del mundo. Sin embargo, en la región, un problema más serio es que muchas cargas tributarias simplemente no son recaudadas, por la evasión y las excepciones legales.
Se estima que la evasión en el pago de impuestos individuales y corporativos frecuentemente alcanza 40% o más. Incluso, son pocos los países que miden esta evasión y penalizan eficazmente a los infractores.
Otro aspecto en el que cojean las economías de la región, es desplazar la carga total de ingresos de los hogares pobres y de la clase media a los hogares ricos.
Cuando los impuestos directos e indirectos (como el IVA) son combinados, la quinta parte más pobre de la población a menudo paga una mayor proporción de sus ingresos en tributos que la quinta parte más rica.
Ello se debería primordialmente a una falla en la recaudación de impuestos individuales sobre la renta y que los impuestos indirectos relativamente regresivos, como el IVA, generan una parte desproporcionadamente grande de los ingresos tributarios en América Latina, lastimando el potencial redistributivo de los sistemas tributarios.
Otro punto en el que el estudio llama la atención es en que a pesar de que el gasto público en América Latina ha aumentado de manera continua, impulsado en parte por el incremento en el gasto social, son más los beneficios dirigidos a la quinta parte más rica de la población, mientras que la quinta parte más pobre recibe menos de lo que le corresponde.
Educación. El gasto público en educación ha aumentado de manera continua durante las últimas dos décadas en América Latina, pero los sistemas de instrucción pública, que benefician principalmente a los pobres, tiene dos problemas claves: la calidad de la educación impartida en las escuelas públicas es baja y el gasto público en esta área en la mayoría de los países latinoamericanos no está a favor de los pobres.
El problema más profundo de equidad se da en la educación superior, pues más de la mitad de los beneficios del gasto público va para el 20% más rico y menos de 2% de esos beneficios se destinan para el 20% más pobre.
Así, el análisis concluye que en América Latina la educación superior universal gratuita claramente no favorece a los pobres.
En el caso de los programas de seguridad social—sobre todo las pensiones y seguros de desempleo— el 40% de la población más rica recibe alrededor de 80% de todos los beneficios de los programas de pensiones. En la vereda contraria, el 40% de lo más pobre recibe apenas 10%.
El estudio del Diálogo Interamericano concluye señalando que “crear una política fiscal a favor de los pobres debería ser de alta prioridad para los gobiernos de la región. No obstante, tener éxito será difícil, ya que se requerirá de grandes cambios que serán duramente resistidos por aquellos que se benefician del status quo”.