El presidente liberal Mauricio Macri, que ni bien asumió su cargo hace 10 meses liberó los mercados de cambio y al sector agrícola, convocó a empresarios líderes para fomentar las inversiones.
Casi 2.000 empresarios y ejecutivos de todo el mundo visitaron esta semana Buenos Aires para aplaudir la apertura económica de Argentina tras más de una década de fuerte intervención estatal, pero pidieron cambios a las reglas laborales y una mejor infraestructura para hacer negocios.
El presidente liberal Mauricio Macri, que ni bien asumió su cargo hace 10 meses liberó los mercados de cambio y al sector agrícola, convocó a empresarios líderes para fomentar las inversiones, la principal apuesta del gobierno para reactivar una economía en recesión que sufre de una alta inflación.
Como parte de su arsenal para atraer capitales, Macri -un ex empresario- creó una agencia dedicada sólo a ese fin, ha viajado para seducir a compañías extranjeras y lanzado una amnistía para repatriar fondos que abandonaron el país años atrás.
"El mundo siente más confianza acerca de Argentina", dijo Steve St. Angelo, presidente ejecutivo para América Latina y el Caribe de Toyota, en el Foro de Inversión y Negocios organizado esta semana en Buenos Aires por la agencia de inversiones.
Pero los tan necesitados capitales extranjeros están llegando mucho más lentamente de lo que el Gobierno quisiera.
Aunque desde que asumió el mandatario en diciembre empresas se comprometieron a invertir más de US$30.000 millones en Argentina según cifras oficiales, pocos de los importantes ejecutivos internacionales que asistieron al foro esta semana anunciaron otros desembolsos.
Los empresarios e inversionistas se mostraron optimistas sobre los cambios en la economía, pero todavía ven dos grandes obstáculos para acelerar sus negocios: la decrépita infraestructura y los problemas logísticos.
"Es muy caro exportar desde Argentina", resumió St. Angelo.
Rezagos estructurales
Estos problemas refrenan a casi todos los rubros económicos.
Por ejemplo, Argentina es una potencia mundial en el sector agrícola, pero casi el 90 por ciento de su producción se traslada en camiones, un medio de transporte caro si se lo compara con la desarrollada red ferroviaria o de carga fluvial que tienen competidores como Estados Unidos o Brasil.
"Hasta la tranquera, yo creo que el productor argentino es extremadamente competitivo. De la tranquera al puerto, no tan competitivo", dijo Juan Luciano, jefe de la agroexportadora ADM.
A pesar de todo, los sectores que los inversores creen que tienen mayor potencial para los próximos años son el de la agroindustria, la energía, la infraestructura y las finanzas.
"Escala, más plataformas petrolíferas, más rutas e infraestructura bajarán los costos", explicó a Reuters el presidente ejecutivo de la petrolera BP, Bob Dudley.
En uno de los anuncios más importantes de los últimos días, Siemens dijo el miércoles que invertirá 5.000 millones de dólares en infraestructura, entre otros rubros.
Y algunos organismos multilaterales también están dispuestos a dar un empujón.
"Nosotros vamos a invertir unos US$1.000 millones propios en los próximos tres o cuatro años. Estamos viendo una demanda importante", aseguró a Reuters James Scriven, gerente general de la Corporación Interamericana de Inversiones (CII), uno de los brazos financieros del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que apoya al sector privado y empresas estatales con préstamos o inversiones de capital.
Pero si los cálculos privados son correctos, no será fácil para el Gobierno generar el volumen constante de inversiones que precisa para sostener la actividad. La consultora local Abeceb cree que Argentina necesita más de 130.000 millones de dólares anuales para crecer sostenidamente los próximos cinco años.
La otra realidad. Mientras el Gobierno intenta acelerar las inversiones, en casa el ajuste de la economía iniciado por Macri está generando malestar y protestas. Incluso en las próximas semanas se espera una huelga general por reclamos salariales.
"En el corto plazo va a doler un poco (el cambio). Es como cuando empiezas a hacer ejercicios, al principio duele, pero finalmente el dolor se va y uno se vuelve más fuerte", sostuvo St. Angelo, el ejecutivo de Toyota, en el evento.
Irónicamente, el foro se celebró en el imponente centro cultural Kirchner inaugurado en la capital por la antecesora de Macri, la centroizquierdista Cristina Fernández, que había ahuyentado a inversores con sus controles a la economía.
A pocas cuadras de allí, una manifestación de modestos agricultores, que regalaban verduras en protesta por las sumas irrisorias que reciben por sus alimentos, atrajo el miércoles a miles de personas de bajos recursos que buscaban comida.
La demostración puso de manifiesto algunos de los problemas que por años van a seguir afectando al país: alta pobreza, enérgicos reclamos sociales y de gremios poderosos, además de los otros rezagos que preocupan a los empresarios.
Sin mayoría en el Congreso y distanciado de un sindicalismo que en gran parte es partidario del peronismo opositor, muchos expertos se preguntan hasta qué punto Macri podrá aplicar su plan de apertura económica, que opositores creen dejaría desamparadas a las pequeñas empresas y a los pobres.
Varios ejecutivos subrayaron esta semana la necesidad de cambiar la regulación laboral para acelerar el empleo.
Césare Trevisani, vicepresidente del conglomerado italiano de ingeniería Trevi Group, ilustró el problema con un ejemplo: una de sus empresas intentó en el 2012 usar un nuevo taladro para ganar eficiencia, pero los trabajadores exigieron mantener el mismo tamaño de plantel aunque ya no era necesario.
"Esto significa que hay un tema de cultura, de mantener el nivel de trabajo sin mirar a la eficiencia económica, que con el tiempo da más oportunidad de trabajo. Esto tiene que cambiar", dijo Trevisani.