Después de una frenética ronda de diplomacia, el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, dijo que su gobierno acelerará los recortes, para poder obtener un presupuesto equilibrado en el 2013.
Roma/ Francfort. Italia ha cedido ante la presión mundial, en un intento por detener las tensiones del mercado, al prometer que acelerará sus medidas de austeridad y reformas sociales a cambio de ayuda financiera del Banco Central Europeo.
Unos US$2,5 billones han desaparecido de las bolsas mundiales esta semana ante las preocupaciones de que la crisis de deuda europea se estuviera extendiendo y Estados Unidos estuviera cayendo en la recisión.
Un crecimiento del empleo en Estados Unidos mejor de lo revisto ayudó a sostener este viernes a Wall Street.
Después de una frenética ronda de diplomacia, el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, dijo que su gobierno acelerará los recortes, para poder obtener un presupuesto equilibrado en el 2013, un año antes de lo previsto, y avanzar con las reformas del mercado laboral y en la seguridad social.
"Consideramos apropiado acelerar las medidas que introdujimos recientemente en la ley de planificación fiscal, para darnos la posibilidad de alcanzar nuestro objetivo de equilibro fiscal antes, en 2013 en vez de 2014", expresó Berlusconi en una rueda de prensa.
El primer ministro italiano mantuvo conversaciones telefónicas con varios líderes mundiales a lo largo del día, entre ellos con la canciller alemana, Angela Merkel, y el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Tim Geithner.
Fuentes cercanas al asunto dijeron a Reuters que el Banco Central Europeo había exigido esas medidas a cambio de comprar bonos para suavizar la presión sobre Italia, que ha sufrido el ataque de los mercados.
Los inversores se han mostrado poco impresionados por un paquete de austeridad de 48.000 millones de euros que aprobó el Gobierno de Berlusconi recientemente, en parte porque la mayoría de las medidas se retrasaban hasta después de las elecciones previstas para 2013.
Los líderes de Alemania, Francia y España han mantenido sus propias conversaciones durante el día, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, que preside el G-20 este año, dijo que hablaría con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
Las diferencias entre los políticos europeos sobre cómo detener una desastrosa expansión de la crisis de deuda soberana a España e Italia, la tercera y la cuarta economías del grupo, han causado una creciente frustración entre los inversores.
El Banco Central Europeo decepcionó a los mercados al comprar bonos irlandeses y portugueses, pero no italianos o españoles.
Ahora parece que esa decisión podría haber sido una maniobra para obligar a Italia a actuar.
"En principio es correcto decir que el BCE podría empezar a comprar bonos españoles e italianos si hicieran un esfuerzo extra en las reformas fiscales y estructurales", dijo a Reuters un alto cargo de la eurozona.
Antes, China y Japón pidieron una acción coordinada para impedir una nueva crisis global originada en Europa y Estados Unidos, algo que también pidió el comisario europeo de Asuntos Monetarios y Económicos, Olli Rehn.
"La coordinación de política internacional a través del G-7 y el G-20 es de una importancia crítica", dijo en una rueda de prensa, tras interrumpir sus vacaciones y volver a Bruselas.
Reino Unido pidió un "esfuerzo internacional concertado" para demostrar que los gobiernos pueden trabajar juntos para impedir una crisis financiera, y también Brasil llamó a la unidad, diciendo que la economía mundial estaba "en una situación de estrés".
El BCE reactivó el jueves su programa de compra de bonos, en un intento de enfrentarse a la creciente crisis de deuda soberana en la eurozona, pero sólo compró deuda portuguesa e irlandesa. Miembros influyentes del BCE se opusieron incluso a eso.
Fuentes del BCE dijeron a Reuters que cuatro de los 23 miembros del consejo de gobierno del organismo, incluyendo al influyente jefe del Bundesbank alemán, Jens Weidmann, votaron en contra de la decisión de reiniciar la compra de bonos.
Operadores señalaron que el BCE intervino el viernes por segundo día, pero de nuevo sólo comprando papeles portugueses e irlandeses. La presión se suavizó sobre la deuda de Italia y otros países de la periferia europea, pero los bonos italianos a diez años superaron a los españoles por primera vez desde mayo del 2010.
La declaración de Berlusconi podría haber roto el punto muerto.
"Esto (...) facilitará la intervención del BCE, que es lo único que puede estabilizar el mercado ahora. No veo cómo podemos sobrevivir a otra semana como esta", dijo una fuente implicada en las conversaciones.
Los inversores señalaron que las diferencias de políticas entre los gobiernos de la UE y los bancos centrales están aumentando la ansiedad en torno a la voluntad europea para contener la crisis.
Rescatar a España pondría a prueba los fondos de ayuda hasta el límite, y hacerlo con Italia lo abrumaría, aunque Rehn insistió en que ninguno de los dos países necesitará asistencia.
"Los acontecimientos recientes reflejan principalmente un escepticismo creciente sobre la capacidad sistémica de la euro zona para responder a la crisis en curso", escribió el primer ministro griego, Giorgio Papandreu, en una carta al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, haciéndose eco de las palabras del propio Barroso esta semana.