Cualquier intervención del gobierno japonés para debilitar al yen involucraría el luchar contra fuerzas de gran tamaño: un dólar débil, una falta de coordinación internacional y el creciente papel de China en el mercado del yen.
Tokio. El yen sigue fortaleciéndose y no hay mucho que Japón pueda hacer al respecto. El dólar tocó su punto más bajo en ocho meses en contra del yen este miércoles a 85,32 yenes por dólar. Este fue el nivel más bajo de la divisa estadounidense desde el 27 de noviembre cuando tocó los 84,82 yenes.
Una caída por debajo de esa cifra llevaría al dólar a su punto más débil frente al yen en 15 años y pondría al alcance el nivel más bajo desde la Segunda Guerra Mundial, 79,75 yenes, alcanzado en abril de 1995. El miércoles por la tarde en Nueva York, el dólar se cotizaba a 86,24 yenes.
El ministro de finanzas japonés Yoshihiko Noda incrementó su retórica sobre el asunto asegurando que "el movimiento actual [del yen] está un poco cargado hacia un solo lado" y prometió "vigilar" las tasas de cambio del yen "más de cerca". Se abstuvo de decir si tomaría medidas específicas y sus palabras no lograron debilitar la divisa.
Cualquier intervención del gobierno para debilitar al yen involucraría el luchar contra fuerzas de gran tamaño: un dólar débil, una falta de coordinación internacional y el creciente papel de China en el mercado del yen.
El auge del yen ha sido alimentado por una serie de factores. Informes de que la Reserva Federal estadounidense podría incrementar su programa de relajamiento cuantitativo para combatir la desaceleración en la economía estadounidense ha hundido las tasas de interés estadounidenses a niveles cercanos a sus pisos históricos. Esto ha reducido la diferencia entre las tasas estadounidense y japonesa a su punto más bajo en años, dando pocos incentivos a los inversionistas para preferir los dólares.
Mientras tanto, China ha estado acumulando yenes rápidamente. El mayor participante del mercado de divisas del mundo (China tiene US$2,5 billones en reservas) ha acumulado 1,27 billones (millones de millones) de yenes este año hasta mayo, según el gobierno japonés, opacando sus compras en años anteriores. Si China decidiera trasladar apenas 1% de sus activos a yenes, la compra sería equivalente al superávit mensual de cuenta corriente de Japón, que de por sí es uno de los principales factores en la fortaleza del yen a largo plazo.
Las compras chinas de yenes han motivado a los inversionistas privados a seguir la tendencia, elevando la demanda por bonos japoneses.
Simon Flint, director global de estrategia de divisas de Nomura en Singapur, dice que le ha resultado sencillo a China y otros inversionistas el acumular yenes debido a que los inversionistas globales se han alejado de la divisa por varios años, lo que quiere decir que tienen pocos yenes en sus portafolios.
Un yen fuerte podría representar una amenaza para la débil recuperación económica japonesa debido a que una divisa cara hace que las exportaciones del país, uno de sus principales motores de crecimiento, costosas en el mercado global.
La gente en el mercado ahora está prestando más atención a la posibilidad de que el Banco de Japón tome más medidas para aliviar el auge", dijo Yuichiro Harada, vicepresidente de la división de divisas de Mizuho Corporate Bank.
Tales pasos podrían estar dirigidos en parte a reducir las tasas de interés a largo plazo de Japón. Reducir las tasas de interés tiende a presionar a la baja a una divisa. Sin embargo, no está claro si la moneda japonesa se debilitaría mucho, debido a que se cree que las tasas de interés de EE.UU. también se mantendrán bajas.
Otra táctica sería intervenir directamente en los mercados de divisas, vendiendo yenes y vendiendo dólares. Esto es algo que Japón no ha hecho desde 2004. La intervención en el mercado podría ser difícil esta vez debido a que las economías desarrolladas del mundo se han comprometido a permitir que las fuerzas del mercado dirijan los niveles de divisas y usualmente es necesaria una coordinación internacional para hacer que la intervención sea exitosa a largo plazo.
Desde el punto de vista diplomático, Japón podría darse cuenta que es difícil intervenir. Tokio ha apoyado los esfuerzos de EE.UU. para que China afloje su política monetaria. Intervenir para debilitar al yen iría en contra del argumento de que debe permitirse que los mercados fijen los niveles de divisas.
"Incluso si el gobierno japonés trata de hacer algo, el afecto sería muy limitado", afirma Shigeharu Suzuki, presidente ejecutivo de Daiwa Securities. Él considera que el yen fuerte es "un dolor de cabeza" y un "factor muy negativo" para Daiwa, debido a que tiende a apagar la demanda por productos de inversión en el extranjero que la firma vende a inversionistas japoneses. Él piensa que el dólar estaría en un rango "razonable" entre 90 y 100" yenes.