El gobierno se comprometió a mantener la nueva emisión de deuda de 2011 en unos US$483.000 millones. Sin embargo, admitió que cualquier esfuerzo fiscal, por sí sólo, sería insuficiente, deslizando posibles ajustes tributarios.
Tokio. Japón estableció este martes ambiciosas metas fiscales para controlar su deuda, pero admitió que éstas no serían cumplidas incluso bajo las perspectivas más optimistas, sugiriendo que tomaría la polémica ruta de aumentar los impuestos.
El primer ministro Naoto Kan ha convertido a la reforma fiscal en su máxima prioridad de cara a las elecciones del 11 de julio en la Cámara alta, prometiendo que consideraría duplicar el impuesto de 5% a las ventas, aunque no por al menos dos o tres años.
Con un plan fiscal creíble, el gobierno japonés espera mantener a largo plazo el respaldo de los inversionistas y evitar una degradación de su calificación de crédito.
"Debemos evitar una situación como la de Grecia, en la que Japón pierde la confianza de los mercados de bonos, impulsando al alza las tasas de interés y dejando a sus finanzas en un estado de colapso", aseveró.
Muchos economistas y analistas dicen que elevar los impuestos en Japón es necesario hasta algún punto, pero les preocupa que la medida afecte el crecimiento. Sin embargo, tomar un paso más cerca de un aumento impositivo podría evitar que las agencias de crédito reduzcan la calificación de Japón por ahora.
"La mención de los impuestos es un reconocimiento implícito de que algo en la línea de un alza tributaria sería necesario", dijo David Cohen, director de Action Economics en Singapur.
Compromisos. El plan de Tokio no contenía ideas específicas sobre cómo lograr la meta a largo plazo de contar con cifras equilibradas de presupuesto y reducir su ratio de deuda en relación al PIB, ahora estimado en casi el doble, el peor del mundo desarrollado.
Con la iniciativa, el gobierno se comprometió a hacer todo lo posible por mantener la nueva emisión de deuda en el próximo año por debajo de unos 44 billones de yenes (US$483.000 millones), que fueron asignados para este año, al tiempo que reducirá a nivel constante la emisión de bonos más adelante.
El plan llama a Japón a normalizar el balance de presupuesto primario dentro de una década. El balance excluye los ingresos por ventas de bonos y costos por servicios de deuda.
A fin de lograr esto, el gobierno dijo que recortaría a la mitad el déficit de presupuesto primario -ahora estimado en 30,8 billones de yenes o 6,4% del PIB - para el año fiscal que comienza en abril del 2015.
A partir del 2021/2011, el gobierno podría apuntar a bajar de forma constante el ratio de deuda respecto al PIB.