Estados Unidos y otros países han pedido a China que revalúe su moneda, mientras que el gigante asiático ha criticado la política monetaria de Washington de debilitar el dólar e inundar al mundo de activos baratos.
Ginebra. Decir que el mundo está en una guerra de monedas es una exageración, incluso si los países tienen diferencias sobre las políticas de ajustes, dijo el jefe del Banco Nacional Suizo (SNB, por su sigla en inglés).
En medio de una serie de tensiones sobre tipos de cambio, Estados Unidos y otros países han pedido a China que revalúe su moneda, mientras que el gigante asiático ha criticado la política monetaria de Washington de debilitar el dólar e inundar al mundo de activos baratos.
"No estamos en una guerra de divisas. Después de todo, estamos hablando entre nosotros y uno no hace eso en una guerra", dijo el presidente del SNB, Philipp Hildebrand, en una entrevista publicada este sábado en el sitio web del diario alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung.
Hildebrand acordó que los ajustes del tipo de cambio podrían ser una de las medidas necesarias para salir de la difícil situación actual de la economía global.
Sin embargo, una apreciación significativa del yuan chino no podría darse súbitamente, remarcó.
Un movimiento tan súbito dañaría las perspectivas de crecimiento de la economía china que no sería del interés de otros países, incluyendo a Estados Unidos, agregó.
Al ser consultado por las críticas de algunos países sobre la política monetaria de la Fed, que se espera que la semana próxima se embarque en otra ronda de flexibilización cuantitativa -impresión de dinero para comprar bonos y rebajar las tasas de interés-, Hildebrand dijo que confiaba que la entidad tuviera en cuenta el impacto global de sus acciones.
Pero destacó que, a diferencia del Banco Central Europeo o el SNB, la Fed tiene un mandato de promover el empleo y también la estabilidad de precios.
En cuanto a las intervenciones propias del SNB para sujetar el franco, que se detuvieron en junio, Hildebrand dijo que el banco central de Suiza no tuvo una meta monetaria, pero debió vender francos para seguir su meta de estabilidad de precios, específicamente para evitar la deflación que podría crear una crisis económica.
La estabilidad en Europa, el mayor mercado de Suiza, fue también un gran factor para el tipo de cambio del franco, destacó.