El BCE se ha visto obligado a asumir un papel mayor en la lucha contra la crisis de la zona euro mientras los gobiernos del grupo negocian los escollos legales y políticos para coordinar una respuesta a largo plazo, pero el Bundesbank quiere limitar las acciones del banco central.
El plan del Banco Central Europeo de iniciar un nuevo programa de compra de bonos de países de la zona euro en problemas corre el riesgo de volverse "adictivo", según dijo el jefe del Bundesbank, Jens Weidmann, en una entrevista publicada este domingo en una revista.
El BCE se ha visto obligado a asumir un papel mayor en la lucha contra la crisis de la zona euro mientras los gobiernos del grupo negocian los escollos legales y políticos para coordinar una respuesta a largo plazo, pero el Bundesbank quiere limitar las acciones del banco central.
Se espera que el presidente del BCE, Mario Draghi, explique los detalles del plan de compra de bonos después de la reunión del 6 de septiembre de los 23 miembros del Consejo Gobernador del organismo. Después de su última reunión el pasado 2 de agosto,
Draghi dijo que Weidmann tenía reservas sobre el plan.
"Para mí, una política semejante está cerca de financiar el Estado a través de la imprenta", dijo Weidmann a la publicación alemana Der Spiegel. "En las democracias, son los parlamentos y no los bancos centrales los que deberían decidir sobre esa acumulación general de riesgos".
Financiar a los gobiernos ha sido un tabú para el BCE. El predecesor de Weidmann al frente del banco central alemán, Axel Weber, renunció el año pasado en protesta por la existencia del plan previo y ahora congelado de compra de bonos del BCE, el Programa de Mercados de Valores (SMP, por sus siglas en inglés).
"No deberíamos subestimar el riesgo de que la financiación del banco central pueda volverse adictivo", dijo Weidmann.
El Bundesbank conserva una considerable influencia en Alemania y sobre los mercados financieros debido a sus credenciales de lucha contra la inflación, pero es improbable que logre frenar el plan de Draghi en el BCE, donde es sólo uno de sus 17 miembros.
Los responsables financieros se están posicionando ante el programa antes de la reunión del 6 de septiembre, en la que los mercados esperarán que el banco central ofrezca más detalles sobre el plan.
El BCE está considerando establecer bandas de rentabilidad de los bonos que le permitan proteger su estrategia y evitar que los especuladores se beneficien, según dijeron a Reuters el viernes fuentes del banco central.
Disputa en el BCE. Der Spiegel también informó de que hay una disputa dentro del BCE sobre la forma que cobrará el programa, ya que miembros de países como España e Italia presionan en favor de una intervención ilimitada del organismo en los mercados secundarios de bonos.
Los responsables del BCE que proceden de países del norte de la zona euro sólo quieren que el banco intervenga de forma "breve, pero enérgica" cuando los rendimientos de los bonos "exploten" al alza, señaló la revista.
El ministerio de Finanzas alemán teme que el nuevo plan del BCE pueda poner en peligro la independencia del banco, según Der Spiegel.
Como condición para obtener apoyo del BCE, un país tiene que buscar primero ayuda en los fondos de rescate de la zona euro. Esto está sujeto a la aprobación de los ministros de Finanzas, y los banqueros centrales temen que esto haga sus acciones dependientes de los políticos.
La revista indicó que para evitar ese riesgo, las autoridades alemanas de Finanzas están estudiando una opción en la que España o Italia tuvieran que comprometerse ante la Comisión Europea -un organismo que no se elige en elecciones- a hacer reformas económicas como condición para obtener apoyo del BCE, en lugar de aceptar un programa de ayuda de los fondos de rescate.
Esa opción evitaría el problema de que las acciones del BCE queden vinculadas a decisiones tomadas por los Gobiernos, protegiendo por tanto la independencia del banco central. Sin embargo, ese compromiso ante la Comisión sería menos vinculante que los términos de un rescate.
Weidmann quiere "evitar que la política monetaria quede bajo el dominio de la política fiscal".
Si bien no espera una amenaza inmediata de inflación por el nuevo programa de compra de bonos, señaló: "Si la política monetaria se permite convertirse en un solventador de problemas políticos en general, su objetivo real corre el peligro de pasar más y más a un segundo plano".
Weidmann advirtió en contra de obligar al BCE a que garantice "mantener a los estados miembros en la zona euro a cualquier precio".
Sobre la posición de Grecia en la zona euro, afirmó que es importante que "no se produzca más daño a la confianza en el marco de la unión monetaria, y los requisitos de política económica del programa de ayuda retengan su credibilidad".