El escaso dinamismo de la economía uruguaya en los últimos dos años derivó en la pérdida de unos 42.500 puestos; los menores de 25 se llevaron la peor parte
Montevideo. En línea con el enlentecimiento de la economía uruguaya y la incertidumbre regional, los últimos dos años dejaron un saldo negativo para el mercado laboral que se tradujo en una caída del empleo con sectores fuertemente golpeados. Pero también hubo otros casos en los cuales la desaceleración de la actividad impactó en menor medida e incluso se crearon nuevos puestos de trabajo.
De cara a 2017, expertos consultados por El Observador coincidieron en que el mercado ganará estabilidad, con mayores oportunidades para sectores vinculados a la industria de tecnologías informáticas.
El descenso del empleo llevó a que la tasa de ocupación pasara de 60,4% de la población en edad de trabajar en 2014 a 58,4% el año pasado. Esa caída afectó aproximadamente a 42.500 puestos de trabajo, según la información del Instituto Nacional de Estadística (INE) procesada por la Unidad de Análisis Económico de El Observador.
De las 16 agrupaciones por sectores de actividad que considera el INE, se destruyó empleo en la mitad. El agro fue el que más sufrió la caída, con una pérdida de 20.500 fuentes laborales, seguido por la construcción con una baja de 13.400 puestos.
La industria y el servicio doméstico se ubicaron en el tercer y cuarto lugar con pérdidas de 8.300 y 6.400 fuentes laborales, respectivamente. También tuvieron números negativos el comercio, la enseñanza y el sector de información y comunicación.
Así, mientras que en ocho sectores se destruyeron 62.500 puestos, en los ocho restantes se crearon 20 mil, siendo el sector de salud (6.400 puestos) y el de restaurantes y hoteles (3.500) los que generaron más empleo.
La pérdida de trabajo afectó –aunque en distinta medida– a ambos sexos y a los diferentes grupos de edades. En el caso del empleo según la edad, los que más sufrieron el golpe fueron los menores de 25 años. La tasa de ocupación de este segmento se redujo a 34,5% de la población en edad de trabajar desde el 39,1% dos años atrás, mientras que para los que tienen 25 años o más la tasa de empleo pasó de 66,1% a 65%.
Para el socio de O+H, Neker de la Llana, las tendencias de corto y largo plazo auguran un panorama de preocupación para los segmentos de baja calificación, especialmente en jóvenes con poca o ninguna experiencia laboral.
"Estos grupos son los más expuestos en un contexto de dinámica incierta y con un proceso de incorporación de tecnología paulatino, que se puede apreciar en el ámbito industrial principalmente", afirmó.
El experto explicó que en el mercado laboral se siguen viendo reestructuras o "microajustes" sobre posiciones de baja o media calificación. Eso ocurre en casos en los cuales la relación costo/beneficio se ha visto deteriorada por la acumulación de incrementos salariales obtenidos en los últimos 10 años.
"Si bien esto ha ayudado a la recuperación salarial en un conjunto de puestos relevantes que lo merecían y necesitaban, el esquema como está propuesto hoy también termina generando ineficiencias que se pagan con la destrucción de empleo", agregó de la Llana.
La tasa de ocupación de los hombres cayó tres puntos porcentuales en dos años hasta 67,5%. En el caso de las mujeres, la caída fue más moderada: de 51,3% en 2014 a 50,1% en 2016.
Para De la Llana, si llegara a confirmarse la segunda planta de UPM, la generación de oportunidades en los sectores de la industria y la construcción, además de los sectores de logística y transporte, sería un hecho, aunque esos efectos se empezarían a ver de forma tardía en 2017.
Sin este elemento, la construcción seguirá mostrando debilidad al igual que la industria en general, particularmente en sectores con márgenes estrechos (como la producción de alimentos). En su opinión, para 2017 la industria de tecnologías informáticas mantendrá un buen nivel de dinamismo, al igual que industrias con fuerte generación de valor agregado, como el sector farmacéutico.
Hoy las tendencias de largo plazo muestran una dinámica de oferta y demanda muy favorable para los segmentos de mayor calificación, en particular áreas profesionales intensivas en el desarrollo y aplicación de tecnología (tecnologías informáticas, ingeniería y técnicas asociadas a la industria).
El socio de la consultora Ascende, José Luis O'Neil, dijo que es posible proyectar oportunidades laborales en sectores como la agroindustria y forestal, así como también en tecnología y finanzas.
En ese sentido, expresó que los perfiles agronómicos más vinculados a dichos sectores y especialmente los relativos a la tecnología digital podrían ver incrementada su demanda este año. También es posible que la industria manufacturera recupere puestos de trabajo que se habían visto afectados y demande perfiles profesionales e idóneos para sus plantas industriales.
Por otro lado, consideró que perfiles administrativos y contables continúen y hasta incrementen los niveles de solicitudes que ya hoy registran, tanto para puestos auxiliares como para cargos de responsabilidad.
Es uno de los viejos anhelos que sale al ruedo cuando da inicio una nueva ronda de negociación en el marco de los Consejos de Salarios. Sin embargo, la incorporación de la productividad a la hora de negociar los sueldos sigue brillando por su ausencia. El director del Instituto de Relaciones Laborales de la Universidad Católica, Juan Manuel Rodríguez, se mostró "preocupado" por el nulo avance de ese componente para definir las remuneraciones. En diálogo con El Observador, el experto dijo que la responsabilidad recae tanto sobre empresarios, trabajadores, como en el propio gobierno.
Rodríguez enumeró por qué a su juicio Uruguay sigue "empantanado" en un componente clave para mejorar la competitividad. Aseguró que con el esquema actual de negociación colectiva, incorporar ese elemento está condenado "al fracaso", como ya ocurrió con algunos intentos.