El responsable del PNUD para Latinoamérica dijo que "debemos impulsar reformas tributarias, (pues) la economía se puede ver bien, pero hay decepción, principalmente por la desigualdad, que es el freno para el futuro de nuestros países".
Con el consenso de que vencer la desigualdad es uno de los mayores desafíos de Chile y la región culminó este sábado en Santiago el II Congreso del Futuro, que organizó el Senado chileno y que contó con la participación de expertos locales y extranjeros.
El encuentro se prolongó durante tres jornadas de debates, análisis y exposiciones que tuvieron como centro la ciencia, la tecnología, las humanidades y la ciudadanía y culminó este sábado con un panel sobre el desafío político de los cambios científicos y sociales.
Entre los expositores estuvieron el ex juez español Baltasar Garzón y el responsable del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) para Latinoamérica y el Caribe, Heraldo Muñoz, quienes coincidieron en que el desafío de superar la desigualdad será la principal demanda hacia el futuro.
"La desigualdad es el freno para nuestros países", planteó Heraldo Muñoz al analizar las reorientaciones estratégicas que se dan actualmente en el mundo y el papel de Asia y América Latina en este nuevo escenario.
En el mundo hay una "tremenda desigualdad" y "particularmente en Latinoamérica", dijo el representante del PNUD, para quien, en la región, "debemos impulsar reformas tributarias, (pues) la economía se puede ver bien, pero hay decepción, principalmente por la desigualdad, que es el freno para el futuro de nuestros países".
"Para el año 2050 se estima que el 50% del ingreso bruto global se va a dar en China, India y Brasil y también una tendencia acelerada hacia el surgimiento de la clase media", dijo y subrayó que este último fenómeno, ya está cambiando la dinámica de consumo y toma de decisiones.
Ello, en un contexto de "democratización incierta", pues la democracia "aún no echa raíces en muchos países y hay demandas de participación ciudadana, pero los resultados son aún inciertos".
También se dará una presión respecto de la economía y el medioambiente sobre la base de que ya resulta inaceptable "que no se tomen las oportunidades de las energías renovables y el acceso universal a matrices energéticas limpias".
A ello se suma la necesidad inevitable de invertir en conocimiento, ciencia y tecnología, planteó Muñoz, para quien "los países que no inviertan en ciencia no podrán sumarse al mundo", advirtiendo que en el caso de Chile esa inversión llega sólo a 0,4 % del PIB, equivalente a unos US$1.300 millones.
Baltasar Garzón, en tanto, planteó que hoy resulta indispensable el acompañamiento de los derechos y de la ética para garantizar la construcción de un sistema democrático que permita un desarrollo y una base de bienestar permanente".
En ese contexto, destacó la importancia de la incorporación de los conceptos de Derechos Humanos en el establecimiento de políticas públicas, incluidas también las ciencias y tecnologías.
Para Garzón, la brecha de la desigualdad "es una constante universal" y puede traducirse en que el desarrollo, de la mano de la tecnología, "no está siendo pensando desde los seres humanos" y advirtió que "el actual sistema en que se ordena el mundo apunta a mantener la desigualdad y la injusticia"
"El sistema político y económico del mundo se basa en la conservación de la injusticia más radical por medio de un sistema económico que potencia un capitalismo autoritario. Nuestros nuevos amos son los grandes empresarios", remarcó.