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Las mortajas rojas ocultas de la banca española
Jueves, Noviembre 24, 2011 - 17:27

Con US$ 243 mil millones en activos tóxicos en sus balances, podría ser demasiado tarde para que el nuevo gobierno encabezado por Mariano Rajoy cree un “banco malo” al que transferírselos.

Difícil, complicado e incierto. Así se presenta el panorama para la banca española de cara a 2012. El severo escenario de desaceleración económica de la eurozona, que implica un menor crecimiento del crédito y una extensión en la subida de la morosidad, anticipa un contexto de por sí árduo para las entidades bancarias ibéricas. A esto se suma la elevada tasa de paro que azota a España por encima del 20%, que también contribuye a la debilidad del negocio debido a la contracción del crédito.

Y esa es sólo la parte “fácil” de los problemas.

El desafío mayor y más inmediato que deberán afrontar es plantar cara al saneamiento, en sus balances, de los activos inmobiliarios tóxicos, los que representan nada menos que 176.000 millones de euros (US$ 243.000 millones), casi todos esqueletos de concreto de la burbuja inmobiliaria.

Lamentablemente, se ha esperado demasiado tiempo y las opciones que se presentan son todas malas. O imposibles.

Limpieza cuesta arriba. La expectativa es que el nuevo gobierno en manos del Partido Popular (PP), elegido en las urnas hace pocos días, ponga la búsqueda de soluciones en el tope de sus prioridades. De hecho, los hombres de Mariano Rajoy, reconocieron entre las medidas preliminares de su programa electoral el objetivo de “limpiar” de los balances de los bancos y cajas, los activos inmobiliarios problemáticos que han ido acumulando con la ejecución de hipotecas impagadas durante la crisis. Ya que, en muchos casos, son exhibidos en sus balances con valores ficticios que poco tienen que ver con los montos reales que se conseguirían por éstos una vez puestos en el mercado. El programa dice, textualmente, que “culminará el saneamiento y la reestructuración del sistema financiero” para lo cual facilitará “la gestión” del “patrimonio dañado” de la banca.

“Sin duda, el futuro del sector financiero pasará por una etapa de  reestructuración y fusiones como alternativa frente al quiebre”, desliza Rafael Pampillón, experto en banca del Instituto de la Empresa en Madrid (IE). Las entidades “seguirán sin prestar dinero”, dice Nuria Álvarez, analista de banca de Renta 4. Otro riesgo lo suponen los vencimientos, que con los mercados cerrados obliga a los bancos a seguir vías alternativas para financiar su pasivo, que  se afronta “por medio del desapalancamiento (con toma de menos crédito) o por la captación de depósitos. En ambos casos, supondrán una merma de los ingresos en general. Lo que torna difícil el panorama para la entidades financieras españolas”, explica Mario Lodos, analista de banca del grupo Sabadell.

Más lastre que lustre. Durante estos días, algunos bancos ya han comenzado a trabajar para soltar sus activos inmobiliarios fallidos, con el objetivo de sanear sus balances e incrementar sus niveles de liquidez. El Santander ha puesto a la venta un 7,8% de su filial chilena para fortalecer su capital, debido al requerimiento de la Autoridad Bancaria Europea (EBA, según sus siglas en inglés). La filial chilena del grupo de Botín es el mayor banco del país andino. Y el Banco de Valencia -que recibirá una inyección de capital de 1.000 millones de euros del Banco de España y una la línea de liquidez de 2.000 millones para garantizar su  viabilidad- se sumó a las seis entidades financieras que han recibido ayuda pública: Caja Castilla-La Mancha, CajaSur, CAM, NocaCaixaGalicia, Catalunya Caixa y Unnim. Todas a través de los fondos del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob).

En este tema el PP podría intentar una estrategia distinta a la llevada a cabo hasta ahora. Cristóbal Montoro, hombre cercano a Rajoy, ha deslizado en diversas oportunidades la posibilidad de la creación de un “banco malo”, una entidad que absorba los activos tóxicos inmobiliarios de las instituciones, financiado con dinero público a cargo de los contribuyentes.  

“Al tema del banco malo lo han puesto sobre la mesa los banqueros, porque a los que les interesa la creación de uno es a los gestores de las entidades financieras, dado que para ellos supondría desprenderse de unos activos que les obligan a hacer provisiones por porcentajes elevados del valor de esos activos tal y como los tienen en sus libros. Si ellos consiguen sacar esos activos de sus balances, qué duda cabe que quedarían saneados”, explica José Antonio García Rubio, responsable de Trabajo y Economía de Izquierda Unida (IU). “Nosotros nos opondremos puesto que lo terminaremos pagando todos los contribuyentes, con el dinero público, como ha pasado en Argentina con la pesificación, aunque difieran algunos elementos de contexto”, agrega.

Para Mario Lodos, analista de banca del grupo Sabadell, el PP plantea dentro de sus objetivos políticos finalizar la reestructuración del sector bancario aunque cree que “será comedido”. En relación al “banco malo”, indica que  “este esfuerzo estaría enfocado en las cajas intervenidas por el FROB, donde el interés del contribuyente es mayor, dado que con la cantidad de restricciones regulatorias que afronta el sector, posiblemente tendría un impacto más negativo que positivo”.

Alberto Recarte economista y ex asesor del PP entre 1992 y 1996, asegura a que “ya es tarde para hacer un banco malo”. El problema, dice, es que no está claro cómo podrían traspasarse a un banco malo esos activos problemáticos presentes en los activos de todas las entidades financieras. Y ¿a qué precio?, se pregunta. Porque, “si no hay mercado para los activos inmobiliarios, viviendas u oficinas en construcción o  ya terminados; no hay mercados transparentes en los cuales se pueda fijar un precio, y por lo tanto se darían transacciones a precios arbitrarios en los cuales las posibilidades de corrupción son muy elevadas”.

1959 otra vez. No se trata de un tema moral. Se necesitan medidas para que vuelva a normalizarse el crédito y evitar la recesión. Para Recarte, se vive la situación “más grave desde el año `59” y la  economía española está entrando en recesión no tanto por las medidas de ajuste fiscal, como por la ausencia de crédito en la economía”. Los problemas tanto de liquidez como de solvencia de la banca española son para el experto los que “están ahogando el crecimiento español y es posible que nos conduzcan a una recesión muy profunda y si esa recesión se produce y es muy fuerte escalaría a más del 2% del PBI, y podríamos entrar en un círculo vicioso de cada vez mas recesión, menos ingresos públicos y más déficit”.

García Rubio, de IU, cree que una alternativa viable a al banco malo recaería en una deuda mutualizada. Para ello el BCE, debería emitir bonos europeos que luego adscriba a deuda de cada país. Es decir mutualizar las primas de riesgo y que esa prima de riesgo fuera la media resultante de los países que formaran parte del proyecto. “Pero Alemania y Francia no quieren porque ellos están ahora emitiendo deuda a 1,78% de interés y eso le llevaría a sus necesidades de financiación a retribuirla al 3 ó 3,5%”. Por su parte, Recarte, cree que una alternativa lógica que un banco malo, sería repetir  la operación que hicieron el Tesoro y la Reserva Federal con la banca norteamericana en 2008. El Tesoro español debería entrar en la banca tomando participaciones en todas y cada una de las entidades financieras hasta que esa entrada permitiera sanear y reconocer esas pérdidas implícitas en todos los balances y a partir de allí esos activos malos podrían salir del balance de las entidades no ya a un banco malo, sino al mercado a un precio que dicte el mismo.

El coste. “Todo eso supondría un gran costo para el Estado, y ¿de dónde va a salir el dinero con la prima de riesgo tan alta?, pregunta Pampillón del IE. Otros analistas coinciden en señalar que probablemente hagan falta 100 mil millones de euros para sanear el sistema financiero y que dicho dinero podría provenir a corto plazo del FMI que ha puesto una serie de líneas de crédito en vigor para ayudar a países, como en el caso de España, que ascienden a los 50 mil millones. “La posibilidad es que el Tesoro español tome esos 50 mil millones no a dos años, sino a cinco; entre en el capital de los bancos y, a partir de ahí, opere el saneamiento”, dice Recarte. Un préstamo de ese tamaño representaría, según el economista, casi diez puntos del PIB español y si consigue que la recesión pare, permitiría que se recuperen los ingresos públicos; despertaría el interés de inversores nacionales y extranjeros, dejando  recuperar al Tesoro el dinero que ha metido en el sistema financiero. No habría coste para los contribuyentes, asegura. Instrumentarlo demoraría entre “tres y cuatro meses” y entre “tres y cuatro años para que el Estado pueda recuperar los fondos”.

A su juicio, debería ser obligatorio para todas las entidades financieras “desde Botín hasta la caja más pequeña, dado que los más poderosos son capaces de controlar la transparencia de lo que tienen y de lo que no tienen”, acota.

Estornudo italiano. Un dato no menor es que la banca española tiene una fortaleza de la cual pocos hablan: si Italia colapsa, el contagio provendría del pánico, pero no de la exposición real, dado que los bancos españoles ostentan un nivel bajo de activos italianos en sus carteras. “Los bancos españoles prácticamente no tienen deuda italiana en sus balances, por lo que el impacto directo del aumento de spreads no sería relevante. La excepción es el BBVA, quien se vería afectado dado que tiene alrededor de 4.500 millones de euros de deuda italiana”, dice Lodo de Sabadell. De todas formas, para Nuria Álvarez de Renta 4, “lo que se vive en Italia ya está afectando a la banca española, porque ha habido un efecto contagio hacia España como tal y eso lo estamos viendo en la deuda soberana con ampliación de los diferenciales”. La expectativa es que “no se vaya a deteriorar más porque se han dado algunos pasos para que eso no suceda. Pasos como el cambio de gobierno en Italia o en España, que traerá un paquete de medidas para cumplir con lo que Bruselas está pidiendo y así deberían relajarse los diferenciales”, confía.

Los peligros para la banca española no acaban allí. Pero los otros -como los derivados de una eventual salida del euro- son tan escalofriantes que los analistas, por reputarlos inconcebibles, no los consideran. Es así cómo no visualizan como posible el citado escenario de fragmentación del euro o la viabilidad de una propuesta de biomonetarismo por verla como “compleja y poco oportuna para este momento”. Todo lo contrario a lo que se piensa en el Hemisferio Occidental, sea en Norte o Sudamérica. Quien se atreve a opinar es Rafael Sarandeses, Secretario General del Instituto Español de Analistas Financieros: “No se contempla que vayamos a tener un escenario de deflación” y “tampoco una  ruptura con la zona euro”. Eso sería “catastrófico”, argumenta  La propuesta de bimonetarismo –el euro para el comercio exterior y las deudas internacionales, y una nueva peseta para devaluar e impulsar el consumo interno, o la salida temporal de la eurozona– crearían una Unión Europea “a dos velocidades con países y ciudadanos de dos categorías posicionados con derechos desiguales frente al consumo”, para Pampillón. Mientras que García Rubio, de IU, eso sería grave, dado que España tiene el mayor volumen de comercio con la eurozona y se incrementaría todavía más el desempleo.  

Como se ve, Mariano Rajoy, hombre de calmas, ganó unas elecciones que lo pusieron en la puerta de un laberinto. Su tránsito por él hará Historia. Y no sólo bancaria.

Autores

Hebe Schmidt