Así lo defiende en declaraciones Paulo Neves, director del Instituto para la Promoción y el Desarrollo de América Latina (Ipdal) en Lisboa.
Siempre se dijo que las crisis traen consigo oportunidades y, a día de hoy, esas oportunidades pasan por África y América Latina, regiones muy ligadas con una península ibérica que durante años dio prioridad a otros continentes y que ahora pretende estrechar nuevamente relaciones.
Así lo defiende en declaraciones Paulo Neves, director del Instituto para la Promoción y el Desarrollo de América Latina (Ipdal) en Lisboa, un laboratorio de ideas -"think tank" - creado hace casi una década para "facilitar" la colaboración entre empresas y gobiernos con el tejido industrial luso.
"España y Portugal tienen que volver a jugar un papel relevante en el mar Atlántico, una zona de influencia histórica suya, y crear un triángulo de oro con África y América Latina que fortalezca a las empresas de ambos países" , opina Neves.
Para el responsable del Ipdal es "muy importante" que los Gobiernos de España y Portugal dejen de repetir el eslogan de que ambos son el "puente entre Europa y Latinoamérica" y se dediquen a ser los "principales defensores" de los países latinos en el Viejo Continente.
"Tenemos que dejar atrás ideas paternalistas y, para ello, tenemos que volver a mirar al Atlántico como una vez lo hicimos: como un inmenso mar de oportunidades por descubrir" , sentencia.
Los datos hablan por sí solos: las exportaciones portuguesas de bienes y servicios se duplicaron entre 2009 y 2013 -coincidiendo con la crisis- hasta superar los 3.000 millones de euros, más de la mitad gracias a su intensa relación con Brasil.
No obstante, la mejora de estas cifras no esconde los bajos niveles de intercambio comercial, que suponen apenas un 4,4% del total, ya que las ventas lusas al exterior ascendieron el pasado ejercicio a 68.000 millones de euros.
"Ha sido la propia situación de coyuntura la que nos ha motivado a buscar nuevos mercados" , señala Neves.
En el caso español, las exportaciones de bienes a Portugal -donde viven 10,5 millones de personas- alcanzaron los 20.500 millones de euros, superior a los cerca de 15.000 millones que representó toda América Latina -con sus 600 millones de habitantes-.
En este sentido, Neves no tiene dudas: España y Portugal deben trabajar juntos para tonificar su músculo empresarial y fortalecer así su presencia a nivel global.
Ambos países conocen "muy bien" América Latina, una región "fundamental" para las empresas ibéricas, pero Portugal tiene además la llave a dos de los países africanos con mayor potencial económico de los dos últimos años: Angola y Mozambique.
"Angola y Mozambique han crecido de manera espectacular en la última década y es necesario que invirtamos allí porque frica es el continente del futuro" afirma convencido el director del IPDAL.
Neves asegura que las compañías españolas y portuguesas son "muy competitivas" en sectores como la extracción de energía y la construcción de infraestructuras, dos de las industrias más demandadas actualmente por los países en vías de desarrollo.
Angola y Mozambique encajan en esa descripción porque rebosan de recursos naturales -petróleo, gas y minerales, entre otros- y carecen de grandes infraestructuras como puertos, puentes, aeropuertos o carreteras que permitan desarrollar sus economías.
"Tenemos grandes empresas con un conocimiento del sector fantástico, por lo que es imprescindible que españoles y portugueses nos unamos para poder competir con países que apuestan fuerte en África, como es el caso de China" , constata Paulo Neves.
Preguntado sobre los posibles riesgos a la inversión que pueden existir en América del Sur, Neves considera que casos de expropiación forzosa como los ocurridos en los últimos años en Argentina o Bolivia son "aislados" y descarta que se vayan a repetir en el futuro.
Cree, sin embargo, que estas situaciones no deberían existir porque es "imprescindible" garantizar la seguridad de la inversión para que los países del Atlántico sean "atractivos" para las compañías europeas.
Por ello, piensa que el primer paso que deben dar las empresas de España y Portugal es "hablar más", mantener una buena comunicación y conocerse mejor para poder desarrollar sinergias.
Por su parte, los Gobiernos deben "facilitar" la participación de las empresas de la península ibérica en la economía de otros países a través de sus redes diplomáticas y, en ese sentido, utilizar las embajadas como "rompehielos" para abrir nuevos caminos.
"Debe ser la política la que abra las puertas de los países -tercia Neves- y no que la política vaya detrás de lo que dictan las empresas" .