Según las proyecciones, Chile, Perú y Colombia liderarían el crecimiento de la región, mientras que Venezuela e incluso Brasil se quedarán un paso atrás -tal como lo hicieron el año pasado.
Sao Paulo. ¿Adivine cuál economía creció más rápido en los últimos siete años?
A) La de Venezuela de Hugo Chávez, famosa por sus nacionalizaciones y su "socialismo del siglo XXI" o B) La de Chile, conocida desde hace muchos años como un paraíso capitalista para los inversionistas.
A algunos les podría sorprender que la respuesta sea la opción "A".
En los últimos años, los precios de las materias primas han determinado el crecimiento de Latinoamérica más que cualquier otro factor, lo que hace que los países puedan cerrarse a la inversión y aún así crecer con fuerza mientras sigan exportando grandes cantidades de petróleo o mineral de hierro a China y otros destinos.
Venezuela, el principal exportador de petróleo de la región, promedió un crecimiento del 4,6% desde el 2005, frente al 4% de Chile, el principal exportador de cobre del mundo.
Un ejemplo incluso más claro del reinado de las materias primas es Argentina, con un crecimiento promedio del 7% durante el mismo período. El alto precio de la soja y otras exportaciones agrícolas contrarrestaron la dura postura del gobierno hacia las empresas de energía y otros inversores.
Pero ahora, hay señales de que la tendencia está cambiando. En América Latina, 2012 sería el año en que el clima de negocios restablecería su supremacía como el principal motor del crecimiento.
Los países que se espera crezcan más rápido en el 2012 también son generalmente los que son percibidos por el Banco Mundial y por otras entidades como los que mejor tratan a los inversores.
Según las proyecciones, Chile, Perú y Colombia liderarían el crecimiento de la región, mientras que Venezuela e incluso Brasil se quedarán un paso atrás -tal como lo hicieron el año pasado.
¿Qué ha cambiado? La economía global.
Se espera que la demanda de muchos productos básicos disminuya ante las dificultades económicas en los mercados compradores, como China y Europa. Eso significa que dependerá de los países de América Latina generar más de su propio crecimiento.
Aquellos que parecen mejor posicionados son los que han flexibilizado sus leyes laborales, reducido la burocracia y adoptado otras medidas para estimular al sector privado.
"No hay duda de que estamos viendo un cambio", dijo David Rees, economista para América Latina de Capital Economics en Londres.
"Los factores externos de crecimiento se están secando y estos países tendrán que buscar otras fuentes, como la inversión, con el fin de mantener el ritmo", agregó.
Pelea cuerpo a cuerpo. Una manera de medir la tendencia es mirar el informe "Doing Business" del Banco Mundial, que mide el clima de negocios en 183 países sobre la base de indicadores como la protección los inversores, la facilidad para iniciar un negocio, la simplicidad para pagar impuestos y otros factores.
El grupo de países de América Latina que se ubican claramente un paso adelante respecto de sus vecinos regionales son Chile (39), Perú (41) y Colombia (42).
Estas tres economías crecerían 4,5% o más este año, de acuerdo con las últimas previsiones del Fondo Monetario Internacional publicadas en octubre.
Los países con menor rango en la encuesta Doing Business, como Guatemala (97), Brasil (126) y Venezuela (177), crecerían en el rango de 3,5% o menos.
La tendencia divergente es aún más pronunciada en previsiones más recientes de firmas de Wall Street como Morgan Stanley.
Además de Brasil, las otras dos grandes economías de la región también parecen estar en direcciones opuestas.
El FMI calcula que Argentina (113 en Doing Business) crecería en torno al 4,5% este año, la mitad de lo que creció el año pasado.
Mientras tanto, México (53), una economía relativamente abierta y de bajos impuestos, mostraría cierta fortaleza, con un crecimiento del 3,6% -muy por encima de su nivel de tendencia en torno al 2% que viene mostrando desde el 2005.
La mayoría de los países en la parte superior de los rankings económicos han aplicado con decisión reformas pro-empresariales en los últimos años, a menudo con el objetivo explícito de mejorar su posición en el ránking de Doing Business.
Perú, Chile y Colombia han estado luchando entre sí por la supremacía dentro de América Latina durante años, dijo Luis Plata, un ex ministro de comercio colombiano. "Luchamos mucho para ser el primero", dijo en una entrevista. "Se convirtió en una competencia", confesó.
"Los rankings mejoran el entendimiento con los inversores, pero (...) la verdadera razón para hacerlo es ayudar a identificar cambios profundos en el sistema, cosas que ayuden a que la economía del país de uno crezca mejor", dijo Plata.
Para el "campeón" de este año, los dividendos son claros. Chile registró una inversión extranjera de US$13.790 millones en 2011, un récord histórico que contribuyó al mayor crecimiento económico del país en años.
Un alto funcionario del gobierno de Chile dijo a Reuters el mes pasado que se espera un nuevo récord en inversión extranjera este año.
Reformas se estancan en Brasil. En los países más cerca de la parte inferior de la tabla, las actitudes son notablemente diferentes.
La presidenta argentina Cristina Fernández ha mostrado pocas señales de suavizar una postura antagónica hacia algunos inversores, que en los últimos años ha visto a su gobierno nacionalizar los fondos privados de pensiones y enfrentarse a sospechas generalizadas de manipulación de los datos económicos como la inflación.
La economía de Venezuela se mantuvo dinámica durante varios años gracias en gran parte a su condición de exportador de petróleo más grande de América del Sur, pero los enfrentamientos de Chávez con las empresas han vaciado buena parte del sector privado y dejado a la economía dependiente del gasto del Estado.
En Brasil, la mayor economía de América Latina, el panorama es un poco más complejo. Si bien los sucesivos gobiernos han cuidado a la empresa privada en un grado mucho mayor que Argentina y Venezuela, Brasil no ha logrado impulsar grandes reformas favorables a la inversión en el Congreso durante la última década.
Como resultado, los inversores se sienten frustrados con los altos costos de Brasil y con la elevada burocracia.
Brasil cayó seis puestos en la última encuesta de Doing Business -más que cualquier otra economía grande de América Latina- y se ubica en el tercio inferior del mundo en categorías tales como el comercio transfronterizo, manejo de permisos de construcción, y la facilidad para pagar impuestos.
En parte como resultado del clima de negocios, algunos economistas creen que el crecimiento de Brasil puede caer a un ritmo de 3 a 4%, lo que sería una decepción después de las fuertes tasas de los últimos años.
"Brasil no ha seguido el ritmo de otros países (latinoamericanos) en algunas de las cuestiones de largo plazo realmente importantes, y puede que tenga que pagar el precio por eso", dijo Gray Newman, economista jefe de América Latina de Morgan Stanley.
"La gente se concentra en cosas como la inflación, y eso es bueno, pero ¿qué pasa con por ejemplo otros temas? ¿Cuánto tiempo se tarda en abrir un negocio? ¿Es fácil contratar y despedir?", dijo Newman. "Las economías que avanzan son las que han analizado los parámetros de medición y los han puesto en el corazón de la política del gobierno."