Economistas del mercado elogiaron tanto las medidas de corto plazo para estabilizar a los mercados como la dirección de plazo más largo, diciendo que por una vez, tras 20 cumbres desde el inicio de la crisis en 2010, los líderes de la zona euro habían superado unas expectativas que eran muy bajas.
Bruselas. Bajo presión para evitar una ruptura catastrófica de su moneda única, los líderes de la zona euro acordaron este viernes dejar que su fondo de rescate inyecte asistencia directamente a los vapuleados bancos a partir del próximo año e intervenga en los mercados de bonos para apuntalar a los países en problemas.
También se acordó que se creará un único organismo de supervisión para los bancos de la zona euro, bajo la órbita del Banco Central Europeo (BCE), en un primer paso histórico hacia una unión bancaria europea que podría ayudar a España.
"Es un primer paso para romper el círculo vicioso entre los bancos y los (Estados) soberanos", dijo el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, en una conferencia de prensa final tras unas discusiones que se prolongaron durante la noche.
El acuerdo fue ampliamente visto como una victoria política para el cuestionado primer ministro italiano, Mario Monti, y su contraparte de España, Mariano Rajoy, sobre la canciller alemana Angela Merkel, quien había descartado cualquier necesidad de tales medidas de emergencia esta semana.
El presidente del BCE, Mario Draghi, respaldó los "resultados tangibles" que provocaron una fuerte alza del euro y recortaron los rendimientos de los títulos públicos de España e Italia.
Las acciones europeas ascendían, lideradas por las acciones bancarias, gracias a la perspectiva de movimientos para reforzar al sistema financiero.
"Estoy realmente muy satisfecho con el resultado del Consejo Europeo. Se demostró el compromiso a largo plazo para el euro de todos los estados miembros de la zona del euro", dijo Draghi a periodistas.
La mayoría de los economistas encuestados por Reuters prevén que el BCE recorte el costo del crédito en su reunión del 5 de julio, que tiene lugar en el contexto de un oscurecimiento del panorama económico. Pero la resistencia interna a que el banco central reviva su programa de compras de bonos sigue siendo alta.
Tras 14 horas de intensas conversaciones que terminaron a las 04.30 horas (0230 GMT), los 17 líderes acordaron una serie de medidas de corto plazo para restaurar su unión monetaria y bajar el costo del crédito de España e Italia, vistas como demasiado grandes como para caer.
Para ese fin, los fondos de rescate FEEF -temporario- y MEDE -permanente- de la zona euro serán usados "de una manera flexible y eficiente a fin de estabilizar a los mercados" y respaldar a los países que cumplan con las recomendaciones de política presupuestaria de la UE, dijo un comunicado conjunto.
No fue muy específico, pero los responsables de la zona euro decían que los fondos podrían comprar bonos tanto en el mercado primario como en el secundario sobre la base de un memorando de entendimiento firmado con el estado que solicite, hasta un límite de financiación a ser acordado.
Tanto Italia como España dijeron que no tenían la intención de invocar ese mecanismo para estabilizar los mercados de momento, esperando que el acuerdo de Bruselas sirva como una disuasión suficiente.
Washington dijo que estaba alentado por el progreso pero el secretario de prensa de la Casa Blanca, Jay Carney, dijo a periodistas que viajaban con el presidente Barack Obama que se necesitan trabajar "muchos detalles", y que era probable que la zona euro necesite tomar más medidas en el futuro.
Decisiones impensables. En una concesión clave de parte de Alemania, los líderes acordaron dispensar al préstamo para los bancos españoles del estatus de acreedor preferencial del MEDE, removiendo un factor de preocupación para los inversores que compran deuda española, que temían sufrir las primeras pérdidas en cualquier reestructuración de deuda.
"Hemos tomado decisiones que eran impensables hace sólo unos meses", dijo el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso.
Pese a las concesiones de parte de Berlín que permiten que los fondos de rescate de la zona euro se usen de manera más flexible, seguía habiendo dudas sobre las condiciones, el tamaño y la supervisión de cualquier asistencia futura para España e Italia.
Monti, determinado a evitar el estigma político de los términos del rescate impuestos a Grecia, Irlanda y Portugal, dijo que los países que cumplen con las recomendaciones presupuestarias de la UE no recibirían condiciones extra de austeridad ni estarían sujetos a inspecciones intrusivas de la troika de prestamistas internacionales.
Merkel, ansiosa por minimizar cualquier concesión para no dar la impresión en su propio país de que cedió mucho, dijo que una estricta condicionalidad se aplicaría de todos modos al uso de fondos del rescate y que los países enfrentarían el firme monitoreo de la Comisión Europea y el BCE.
"Hubo presión para hallar una solución y vi que mi papel era asegurar que esas soluciones deberían respetar los procedimientos que ya tenemos y conocemos, y los lineamientos dados por el Bundestag", dijo.
Más tarde, Merkel ganó una aplastante aprobación en la Cámara Baja del Parlamento alemán para el fondo de rescate MEDE y las nuevas reglas de presupuesto de la UE. Se esperaba una votación de la Cámara Alta más tarde, pero aún la corte constitucional del país podría rechazarlo.
Los líderes de España e Italia amenazaron con bloquear un paquete de medidas para promover el crecimiento con el objeto de presionar a Merkel a fin de que aceptara aliviar sus costos financieros, aplazando las discusiones por horas.
El nuevo presidente francés, Francois Hollande, ha apoyado la necesidad de medidas audaces para ayudar a la tercera y a la cuarta economía del bloque, aumentando la presión sobre Merkel.
Merkel ratificó su oposición firme ante la emisión conjunta de bonos de la zona euro.
Pero Merkel no logró ningún avance inmediato en sus demandas de que las autoridades de la UE reciban más poder sobre los presupuestos y las políticas económicas de las naciones. La cuestión fue postergada hasta octubre cuando los funcionarios de la UE liderados por Van Rompuy entregarán un reporte más detallado.
Economistas del mercado elogiaron tanto las medidas de corto plazo para estabilizar a los mercados como la dirección de plazo más largo, diciendo que por una vez, tras 20 cumbres desde el inicio de la crisis en el 2010, los líderes de la zona euro habían superado unas expectativas que eran muy bajas.
"Que se convierta al BCE en el supervisor bancario de hecho es la mayor medida de largo plazo porque apunta al camino de una unión bancaria", dijo Megan Greene, analista de Roubini Global Economics, que suele ser muy pesimista sobre el futuro de la zona euro.
Si bien la capacidad del MEDE para inyectar capital directamente a los bancos llegará demasiado tarde para ayudar a España a recapitalizar a sus prestamistas inmediatamente este año, Madrid debería beneficiarse el próximo año, cuando los bancos deberían ser capaces de devolver el dinero estatal que pidieron prestado del MEDE, dijeron funcionarios del bloque.
El MEDE recibirá la autoridad para hacer tales préstamos directos a los bancos una vez que se establezca un organismo único de supervisión bancaria europea.
Algunos analistas eran más escépticos sobre los beneficios del acuerdo, dado que muchos detalles quedaron abiertos.
"Es un paso de un camino muy largo", dijo Charles Diebel, jefe de estrategia de mercados de Lloyds Bank, agregando que la aceptación alemana sugería que los líderes adoptaban cada vez más un enfoque de "hacer todo lo que sea necesario".
"Pero no tenemos los detalles y ahí podría radicar el riesgo, porque el mercado empezará a buscar los agujeros, como hemos visto previamente", agregó.