El futuro mandatario, que asumirá su cargo la próxima semana, deberá lidiar con una economía estancada por la falta de inversiones, entre otros problemas.
Las alzas de precios que en las últimas semanas han registrado bienes básicos como los alimentos, ante la incertidumbre por el cambio de Gobierno y las expectativas de una devaluación, amenazan con ensombrecer aún más el difícil camino que tiene por delante el presidente electo de Argentina, Mauricio Macri.
El futuro mandatario, que asumirá su cargo la próxima semana, deberá lidiar con una economía estancada por la falta de inversiones, una ya alta inflación y la presión de sindicatos peronistas que buscarán que los sueldos no pierdan su capacidad de compra.
Para recuperar parte de la competitividad que la tercera economía de América Latina perdió en los años recientes, el equipo del líder de centroderecha prevé una devaluación del peso argentino, que se espera que sea gradual ante el peligro de que se traslade de forma directa a los precios minoristas.
Sin embargo, esos ajustes de precios ya comenzaron a modo de cobertura por parte de muchos comerciantes, quienes tienen a su favor la mayor laxitud que muestra en estos días una Secretaría de Comercio que, a punto de irse, dejó de lado los estrictos controles de antaño.
"La media res estaba entre 45 y 48 pesos el kilo y ahora está a 63. Me parece que la suba es por el cambio de presidente. Alguna gente se queja, dice que más vale que suban los salarios si los precios van a subir así", dijo Herminio Morina desde detrás del mostrador de una carnicería vacía en el barrio de Recoleta, en Buenos Aires.
Según la consultora Elypsis, la inflación de noviembre se ubicó en un 2,2%, desde el 1,5% de octubre, impulsada principalmente por los aumentos de los precios de la carne.
Los argentinos están habituados a una inflación anual superior al 20%, pero el actual Gobierno de centroizquierda dijo que sólo en pocos días hubo productos que aumentaron por encima de ese valor.
Además de la carne, alimentos a base de trigo, que el país exporta y a la vez tienen un amplio consumo doméstico, registraron pronunciadas subidas ya que se verían beneficiados por la devaluación del peso y una baja de impuestos que prometió Macri.
El pan, que actualmente cuesta 26 pesos por kilogramo, subirá hasta una franja de entre 30 y 34 pesos, según la Federación Industrial Panaderil de Buenos Aires.
"El otro día fui al supermercado. Me llevé dos bolsas y gasté 600 pesos (poco más de 60 dólares). Tremendo. Compré carne de vaca y pollo, algunas comidas básicas para unos días. Vivir se está poniendo ridículamente caro", dijo a Reuters Enrique Vergara, un empleado de 28 años que vive en la capital argentina.
En medio de los temores a una aceleración inflacionaria, Macri se reunió esta semana con el peronista Hugo Moyano, un líder sindical clave con el que intenta lograr un consenso para evitar que los reclamos exagerados de aumentos salariales alimenten las alzas de los precios minoristas.
Miembros del equipo de Macri dijeron que el valor del peso debería estar en el medio de las 9,73 unidades a las que cotiza el dólar en el mercado oficial y las 14,81 de la plaza ilegal, aunque luego los comentarios fueron relativizados.
En medio de la escasez de divisas que sufre el país, con un Banco Central con muy bajas reservas y la nula confianza de los inversores, muchos expertos dan por segura la devaluación y, por ende, algún tipo de traslado hacia los precios.
"Hay mucha presión de los proveedores, con listas de precios con aumentos. La Argentina tiene una reacción condicionada que ante lo primero que pasa lo que hace es tratar de aumentar los precios", dijo a Reuters Fernando Aguirre, portavoz de la Cámara Argentina de Supermercados.