Pese a ser considerado un político moderado, el arribo de Alberto Fernández a la presidencia es visto con preocupación por los mercados financieros, que temen amplias regulaciones de la economía como las que aplicó su compañera de fórmula, la ex mandataria Cristina Fernández.
Buenos Aires. Los mercados financieros de Argentina tendrán unos días agitados luego de que el peronista de centroizquierda Alberto Fernández ganara las elecciones presidenciales, aunque los indicios de una transición ordenada y de una oposición fuerte podrían limitar las turbulencias.
Con casi la totalidad de los votos escrutados, Fernández obtuvo el 48,10% de los sufragios frente al 40,38% del presidente neoliberal Mauricio Macri, favorito de los mercados pese a que su popularidad se ha derrumbado en los últimos meses por la grave crisis económica que atraviesa el país.
Al superar el 45% de los votos, Fernández evitó el balotaje.
Pese a ser considerado un político moderado, el arribo de Fernández a la presidencia es visto con preocupación por los mercados financieros, que temen amplias regulaciones de la economía como las que aplicó su compañera de fórmula, la exmandataria Cristina Fernández de Kirchner.
Sin embargo, la buena elección de Macri dará lugar a una oposición fuerte con la que Fernández, sin mayoría en la Cámara de Diputados, se verá obligado a negociar sus políticas.
"El próximo Gobierno peronista va a estar muy condicionado, con una oposición que queda fortalecida (...) No es una victoria contundente de Alberto" Fernández, dijo el economista Ariel Coremberg, de la Universidad de Buenos Aires.
Macri llamó a Fernández para felicitarlo por su victoria y lo invitó a iniciar el lunes una transición ordenada. El presidente electo dijo más tarde que aceptó el convite, lo que puede ser leído como una buena señal para los mercados.
La reactivación de la economía, el combate a la pobreza y la renegociación de un acuerdo por US$57.000 millones firmado el año pasado -cuando despuntaba la crisis- con el Fondo Monetario Internacional (FMI) serán las prioridades en las que tendrá que enfocarse cuando asuma el poder en diciembre.
El mandatario electo, que logró aunar al peronismo para las elecciones, fue jefe de Gabinete en parte de las gestiones del expresidente Néstor Kirchner (2003-2007) y de su compañera de lista (2007-2015).
Crisis cambiaria. Aunque los inversores ya daban por hecha la victoria del peronismo, el triunfo de Fernández podría provocar una nueva caída del ya debilitado peso local.
Para evitar perder más reservas internacionales intentando que el peso no siga cayendo, el banco central (BCRA) decidió en la madrugada del lunes limitar a solo 200 dólares por persona la compra de divisas.
La decisión podría impulsar las compras de dólares en el mercado negro y una inflación que ya supera el 50% anual.
El presidente del BCRA, Guido Sandleris, dijo que la restricción cambiaria dispuesta apunta a preservar las reservas de la entidad hasta la asunción del nuevo Gobierno nacional electo.
"Es crucial dar tranquilidad a la economía" y por ello "buscamos proteger las reservas", sostuvo el funcionario durante una rueda de prensa previo a la apertura de los mercados.
El salto que dieron la inflación, el desempleo y la pobreza fueron el talón de Aquiles de Macri y de su alianza de centroderecha Juntos por el Cambio, que igualmente conserva un núcleo duro de votantes que ven en él a un impulsor de la transparencia y de las obras públicas.
Fernández es proclive a una mayor intervención estatal para impulsar el mercado doméstico y hacer crecer la actividad, actualmente en contracción.
El candidato peronista suele defender la gestión de Kirchner, durante la que la economía creció robustamente con superávit fiscal y reducción de la pobreza.
El peronismo -que ganó también la elección en la provincia clave de Buenos Aires- va a tener mayoría en el Senado, pero no en la Cámara de Diputados.