Las instituciones argumentaron que redujeron su proyección de crecimiento de México, por el impacto en la economía por el menor precio del petróleo y de los episodios de inseguridad.
Dos grupos financieros ajustaron a la baja su proyección de crecimiento para la economía mexicana en este año: Merrill Lynch ajustó sus expectativas al estimar un avance anual de 2,2% desde 2,6%, mientras que el Grupo Financiero Socotiabank fijó sus expectativa de crecimiento anual en 2,2%, desde una estimación previa de 2,7%.
Las instituciones argumentaron que redujeron su proyección de crecimiento de México, por el impacto en la economía por el menor precio del petróleo y de los episodios de inseguridad, así como por una afectación negativa mucho más profunda de las medidas fiscales sobre el consumo y la inversión.
Observan debilidad. En su revisión de pronóstico del pasado viernes, Scotiabank explicó que “los datos del Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) de agosto revelaron una debilidad mucho más marcada y generalizada en la economía respecto a lo que se esperaba, y en consecuencia, tenemos que recortar de forma significativa el pronóstico de crecimiento del PIB para el presente año”.
Por su parte, el 29 de octubre, Merrill Lynch expuso que recortaron sus perspectivas de crecimiento incluso para el siguiente año al pasar de 4% a 3,7%, debido a que consideran que “están teniendo peso sobre el crecimiento del PIB las menores exportaciones petroleras, una posición fiscal más fuerte de lo esperado en el primer semestre del año y las crecientes preocupaciones por la inseguridad”.
Mario Correa, director de Estudios Económicos de Scotiabank expresó a Excélsior que “todos estos problemas de inseguridad en México ya están permeando en el entorno global, puesto que están bastante vigentes en los comentarios de actores políticos que luego llegan a la mente de los inversionistas y no son factores que ayuden, son escenarios negativos”.
Frenos. Expuso que, además del IGAE, otro factor que explica este desempeño más pobre en la economía estriba en un impacto negativo mucho más profundo de las medidas fiscales sobre el consumo y la inversión.
También afectarían al PIB la incertidumbre generada por el entorno global y por los cambios asociados a la reforma energética, el nulo efecto que ha tenido hasta el momento el mayor gasto de capital del sector público sobre la construcción de obra pesada y la reducción en la producción petrolera del país.
“También estamos revisando significativamente a la baja la expectativa de precio del petróleo de la mezcla mexicana, ante la baja en los precios internacionales del petróleo provocada por el deterioro en las perspectivas de crecimiento global y la expansión reciente en la oferta de Estados s Unidos”, expuso.