Las amenazas de Trump de abandonar el TLCAN han encendido el debate en México sobre cómo responder, desde la revisión de su propio sistema tributario hasta incrementar el área de tierra cultivable e incluso quitar todos los aranceles para convertirse en un centro de libre comercio.
Ciudad de México. El nacionalismo económico del presidente estadounidense, Donald Trump, y su consigna “Estados Unidos Primero” está llevando a México a buscar refugio en lazos comerciales más abiertos en otras partes para suavizar el golpe de una posible ruptura del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Las amenazas de Trump de abandonar el TLCAN y su plan para recortar los impuestos corporativos han encendido el debate en México sobre cómo responder, desde la revisión de su propio sistema tributario hasta incrementar el área de tierra cultivable e incluso quitar todos los aranceles para convertirse en un centro de libre comercio.
Los exportadores estadounidenses aún podrían enfrentar represalias si Trump impone restricciones a los negocios con México, pero funcionarios dicen que el objetivo final del país latinoamericano es reducir las barreras al comercio.
“Sería medio suicida cerrarse ahorita México”, dijo Guillermo Romero, secretario de Desarrollo Económico Sustentable del estado de Guanajuato, un centro automotriz de gran importancia. “México se abriría para buscar salidas y entradas diferentes de comercio”, añadió.
México ha trabajado muy fuerte para defender el TLCAN, sabiendo que es muy dependiente de la demanda de Estados Unidos, que recibe alrededor del 80 por ciento de sus bienes exportados.
El “plan B” del Gobierno en caso de que el TLCAN colapse incluye diversificar el comercio, garantizar las inversiones extranjeras y asegurar que las autoridades financieras amortigüen cualquier problema en los mercados.
El Gobierno del presidente Enrique Peña Nieto ha dicho también que podría modificar aranceles, pero sin decir cómo.
Trump ha amenazado con sacar a Estados Unidos del bloque de comercio trilateral con Canadá y México si el acuerdo, que entró en vigor en 1994, no puede ser renegociado en favor de su país.
Los negociadores han logrado pocos avances. La resistencia a intentos de Washington de destinar una mayor participación del contenido regional a la industria automotriz estadounidense, restringir el comercio agrícola de México y Canadá y otros temas, han creado temores sobre su futuro.
Las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) entrarían en juego en caso de que el TLCAN termine. Con una inflación cerca de máximos en 16 años, una alta prioridad de México sería prevenir sacudidas de precios, dijo un funcionario familiarizado con el pensamiento del Gobierno.
“Entonces quizás vas a bajar aranceles aunque tal vez le conviene al exportador de granos estadounidense”, dijo el funcionario hablando bajo condición de anonimato debido a lo delicado del tema.
Apertura. México está actualmente en conversaciones con Argentina, Brasil y la Unión Europea para firmar acuerdos comerciales nuevos o mejorar acuerdos existentes y está presionando para reactivar el estancado Acuerdo Trans-Pacífico de Asociación Económica (TPP, por sus sigla en inglés).
Algunos quieren ir aún más lejos. El senador Francisco Búrquez, del opositor Partido Acción Nacional (PAN) de centroderecha, dice que México debería eliminar unilateralmente todos los aranceles para reducir los costos tanto para los consumidores como para los exportadores.
Con una transición de cinco años, estima Búrquez, México podría ajustarse a un régimen libre de aranceles y convertirse en un centro latinoamericano de comercio que rivalice con Singapur o Hong Kong.
“Hay vida después de la muerte del TLC”, dijo. “Abrirse más es la palabra”.
Un enfoque tan radical es poco probable que gane apoyo por el momento, pero incluso algunos legisladores de izquierda, tradicionalmente más escépticos hacia el libre comercio, apoyan una política comercial orientada hacia el exterior para contrarrestar a Trump.
“Si Trump insiste en su antimexicanismo, cualquier gobierno mexicano buscará alianzas con otros países”, dijo el diputado Agustín Basave, expresidente del Partido de la Revolución Democrática (PRD), de centroizquierda.
Si el TLCAN desaparece y Trump trata de imponer un nuevo acuerdo bilateral, México debe estar listo para buscar alternativas a las importaciones estadounidenses que le permitan negociar, dijo Bosco de la Vega, jefe del Consejo Nacional Agropecuario, el principal grupo de presión del sector agrícola.
México se está enfocando particularmente en las importaciones de maíz estadounidenses, que tienen un valor de 2,600 millones de dólares anuales, abriendo canales de comunicación con Brasil y Argentina para sustituir a los proveedores estadounidenses si es necesario.
“Si en eso le metemos presión a todos los exportadores a Mexico (...) van a ser nuestros mejores aliados para que Estados Unido vuelva a armar un buen acuerdo”, dijo De la Vega.
También se están explorando medidas que incluyen la mejora del suelo y el riego, las que permitirían aumentar la cantidad de tierra cultivable en México de 22 millones de hectáreas hasta 26 millones en unos cinco años, dijo de la Vega.
Para contrarrestar los recortes de impuestos de Trump y mantener la inversión en México, los grupos de presión empresarial y algunos influyentes legisladores han instado al Gobierno mexicano a reducir los gravámenes corporativos.
“La inclusión fiscal de la economía informal, que según el INEGI representa casi una cuarta parte del producto interno bruto, le daría a Mexico margen de maniobra para bajar los impuestos”, dijo de la Vega.