Analistas estiman que una política para el sistema financiero podría ser algo más compleja de lo que están planteando los políticos.
Ciudad de México. La banca mexicana podría ser presionada por el próximo gobierno a abrir más el grifo de los préstamos bajo el desafío que supone la baja bancarización local y con el reto de mantener controlados los saludables indicadores que ostenta el sector.
En el país, donde habrá elecciones presidenciales en julio, los partidos políticos se han hecho eco de las críticas al sistema sobre su baja intermediación financiera respecto al tamaño de la segunda economía de la región, un señalamiento que banqueros suelen rechazar y achacan a la actividad productiva.
En los programas de gobierno de los principales competidores a los comicios se exige más crédito a la microempresa, mayor participación de entes oficiales en la rectoría del sector y más préstamos del Estado para suplir las deficiencias percibidas.
Pero analistas estiman que una política para el sistema financiero mexicano podría ser algo más compleja de lo que están planteando los políticos y además advirtieron sobre los riesgos de una eventual alza descontrolada del crédito.
El financiamiento de la banca comercial mexicana -liderada por gigantes internacionales como BBVA y Citigroup- alcanzó 3.16 billones de pesos (unos US$249 mil millones) en 2011, poco más del 20% del tamaño de la economía del país.
El dato resulta pobre respecto a algunos vecinos regionales.
La cartera de crédito de Brasil -el mayor competidor de México por las inversiones extranjeras en la región- alcanzó el año pasado un 49% del Producto Interno Bruto (PIB) (incluyendo crédito subsidiado y dirigido), mientras que en el más pequeño Chile llegó a 73,4% del PIB.
En Estados Unidos -el mayor socio comercial de México- ascendió hasta un 46% del PIB en 2010, según la Encuesta de Acceso Financiero del Fondo Monetario Internacional.
En el banquillo. La banca mexicana ha sido alabada por sobrevivir intacta a la crisis financiera global del 2008 y 2009, que disparó una dura recesión económica en el país.
Pero algunos observadores alegan que su solidez se sostiene a expensas de elevadas tasas de interés y de altísimas exigencias para dar crédito, lo que mantiene a amplios sectores de la población al margen de los servicios bancarios, vitales para apuntalar el crecimiento y el empleo.
La baja bancarización, de alrededor del 40 por ciento en un país de 112 millones de habitante, convive con un poco visible sector de finanzas informales que incluye desde esquemas comunitarios de ahorro hasta las omnipresentes casas de empeño.
Además, muchos mexicanos siguen desconfiando de la banca luego de que la feroz crisis financiera de 1994 los dejó privados de sus ahorros y sumergidos en deudas.
El opositor Partido Revolucionario Institucional (PRI), cuyo candidato Enrique Peña Nieto es el favorito para ganar la presidencia, podría involucrar al banco central para que promueva la intermediación financiera, pero ha insistido en la autonomía que debe tener la autoridad monetaria.
"Debe fortalecerse su capacidad (del Banco de México) para inducir a la banca comercial para que otorgue crédito oportuno, suficiente y competitivo, en estándares internacionales, a los sectores productivos", dice el programa de gobierno entregado por el PRI a la autoridad electoral.
Pero dar órdenes desde el Estado a la banca podría ser poco ventajoso, dijo Santiago Carniado, director de instituciones financieras para América Latina de Standard & Poor's.
"El manejo del crédito en el desarrollo de la economía es positivo, pero debe ser prudente. El prestar por decreto no es algo que pueda ser benéfico", aseguró.
Y una banca prudente tiene sus ventajas.
"Esto tiene dos ángulos, uno es qué tanto quieres que el crecimiento del país esté apalancado en el crédito y, si este apalancamiento se llegara a dar en forma desmedida (...) pudiera traer consecuencias como las que otros países hoy están viviendo", afirmó Carniado.
Cambios en financiamiento. Luis Videgaray, el jefe de campaña de Peña Nieto, dijo a Reuters recientemente que un Gobierno del PRI también podría cambiar el balance del financiamiento estatal para liberar fondos de la banca para el resto de la economía.
"Se tiene que hacer como una política para impulsar el crédito doméstico. Si no entendemos que las decisiones de fondeo del Gobierno afectan la oferta de crédito del sector privado en México, es que no estamos viendo el sistema financiero en su conjunto", sentenció.
Por su parte, el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), cuyo abanderado Andrés Manuel López Obrador va tercero en las encuestas, afirma que buscaría "reordenar todo el sector de intermediación financiera".
El argumento es que la banca "financia a un alto precio el consumo y en menor medida a la vivienda, pero no da créditos a las empresas productivas, las cuales se ven obligadas a depender de los proveedores".
El financiamiento de la banca comercial al sector público local alcanza a un 29 por ciento del total de la cartera, mientras que el restante 71 por ciento va al sector privado, según datos del Banco de México (central).
El crédito bancario en México se ha mantenido en expansión en años recientes a tasas mayores que las de la economía. En el 2011, la cartera crediticia creció 16% en términos nominales y 8,3% en términos reales, mientras que el PIB creció un 3,9%.
Armando Chacón, director de investigación del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), comentó que el tema del financiamiento no puede verse sólo desde el lado de la oferta, sino también de la escasa demanda de préstamos.
Las empresas mexicanas "utilizan el crédito, a lo más, en 40%. Sólo una de cada seis empresas utilizan entre el 80% y el 100% las líneas de crédito que tienen", comentó.
Banca estatal a las trincheras. La banca mexicana está liderada por unidades de algunos de los mayores bancos del mundo, como los españoles BBVA y Santander ; el estadunidense Citibank ; el británico HSBC y el canadiense Scotiabank, y los locales Banorte e Inbursa, este último del magnate Carlos Slim, el hombre más rico del mundo.
La capitalización en enero del 2012 superaba el 12% (los nuevos requerimientos de Basilea III apuntan a un requerimiento de capitalización del 10,5%), mientras que su cartera vencida fue de 2,46% del total.
En tanto, el gobernante Partido Acción Nacional (PAN), que busca un tercer mandato consecutivo con su candidata Josefina Vázquez Mota -segunda en las preferencias-, hace énfasis en la necesidad de prestarle a microempresas y de orientar al aparato estatal de la banca de desarrollo en ese sentido.
Chacón, del IMCO, dijo sin embargo que "está sobreestimado este asunto de que las empresas pequeñas no tienen acceso a financiamiento (...) muchas no lo quieren.