En opinión de analistas, los capitales continuarán aterrizando en la región en busca de mejores rentabilidades, a medida que se normaliza el apetito por los activos de riesgo, después de que el Banco Central Europeo tranquilizara a los mercados la semana pasada.
Bogotá. Las monedas de América Latina conservarían un sesgo alcista esta semana, alentadas por la amplia liquidez global y los mayores precios de las materias primas, aunque datos de algunos países de la zona euro y recientes medidas en Brasil quitarían fuerza al avance.
En opinión de analistas, los capitales continuarán aterrizando en la región en busca de mejores rentabilidades, a medida que se normaliza el apetito por los activos de riesgo, después de que el Banco Central Europeo tranquilizara a los mercados la semana pasada con una segunda inyección de dinero a los bancos, esta vez por 530.000 millones de euros.
"En Europa, los riesgos de contagio se están disipando", dijo Barclays Capital en una nota.
"El anuncio (de la segunda inyección de liquidez) en la zona euro se suma a la superabundancia de liquidez proporcionada por los mercados desarrollados y aumenta los efectos secundarios en las economías emergentes", explicó.
A esta situación se sumaría la divulgación de datos de la economía estadounidense en el transcurso de la semana, donde el más esperado es la cifra oficial de empleo de febrero prevista para este viernes, clave para determinar si el país está en una senda de recuperación sostenible.
"Si el dato de nóminas sale muy bueno, los mercados bursátiles se van a valorizar y el dólar a depreciar, y eso ayudaría a las monedas latinoamericanas", opinó Marisol Torres, analista de Helm Group en Bogotá.
Adicionalmente, dada su condición de exportadores de materias primas, los países de América Latina seguirán sufriendo la apreciación de sus monedas debido a los altos precios de los productos básicos como el petróleo, el carbón y el cobre.
¿Medidas en la región?
En un informe a sus clientes el viernes, Bank of America Merrill Lynch resaltó que Venezuela y Colombia se beneficiarán más de los crecientes precios del petróleo, debido a que cuentan con elevados superávits comerciales de energía.
Pero en el caso de Colombia, consideró que "esto traería dolores de cabeza adicionales al Banco Central, ya que probablemente esté terminando con su ciclo alcista (de tasas) y quiera evitar las entradas de flujos que sigan fortaleciendo al peso".
En una muestra del malestar de los países por la fortaleza de sus monedas, que reduce los ingresos y aumenta los costos de los exportadores, la semana pasada Brasil extendió un impuesto sobre algunas operaciones financieras con préstamos extranjeros de plazos mayores para desacelerar los flujos de capital que entran al país.
Además, el ministro de Hacienda de ese país, Guido Mantega, advirtió que era posible adoptar nuevas medidas si el real, que acumula un alza del 8% en lo que va del 2012, continúa fortaleciéndose, en busca de defenderse de lo que denomina una "guerra cambiaria global".
Pese a ello, pesarían más los flujos y la tranquilidad externa.
"En Brasil, donde tenemos al Banco Central haciendo lo mejor que puede para mantener al real por debajo de 1,72 frente al dólar, hay posibilidad de ganancias dado que la situación en Europa está más calmada", dijo Katia Díaz, de la consultora 4Cast Inc, en Nueva York.
Pero algunos no descartaron que durante la semana se presenten correcciones a la baja en algunas monedas de la región, en el caso de que otros países decidan acompañar a Brasil con medidas similares.
Justo el viernes pasado, el subdirector gerente del Fondo Monetario Internacional, Min Zhu, dijo que la persistente volatilidad financiera requiere de políticas macroprudenciales para atenuar efectos negativos y alertó por la llegada de más flujos de capital a la región si se sigue reduciendo la aversión al riesgo.
Actualmente en Brasil, Colombia, Perú y Argentina los bancos centrales están comprando dólares, lo que, en el mejor de los casos, ha disminuido el ritmo de apreciación de sus monedas pero no ha impedido el sesgo alcista.
"La nueva medida adoptada por Brasil, más que un impacto directo sobre el real, lo que empieza es a generar preocupaciones sobre lo que sería la intervención de otros países de Latinoamérica", dijo Patricia González, economista del Banco de Bogotá.