En tanto, los mercados siguen esperando con ansias conocer la verdadera situación del atribulado sector bancario español, cuyos niveles de mora rondan máximos de más de 17 años.

México DF. Las monedas de América Latina seguirán siendo cautivas esta semana de la incertidumbre sobre el destino de la zona euro, conmocionada por la aguda crisis de la banca española y la posibilidad de que Grecia deba abandonar el bloque monetario, pese al compromiso del G-8 de esforzarse por mantenerlo.

La cumbre de líderes de las ocho potencias mundiales apoyó los intentos por equilibrar la austeridad en la zona euro -una postura favorecida largamente por la canciller alemana, Angela Merkel- con una nueva dosis de estímulo al estilo estadounidense, considerado vital para sanar a las alicaídas economías europeas.

En tanto, los mercados siguen esperando con ansias conocer la verdadera situación del atribulado sector bancario español, cuyos niveles de mora rondan máximos de más de 17 años.

"El peso va a reaccionar a lo que pase en Europa, sobre todo si se deteriora más la confianza en el sistema financiero español", comentó Erick Urtuzuástegui, analista de la consultora Prognosis en la Ciudad de México.

La moneda mexicana, la más líquida de la región, fluctuaría entre 13,70 y 14,0 unidades por dólar, alrededor de sus peores niveles desde fines del año pasado.

Aunque analistas ven este rango como un buen nivel para tomar posiciones en el peso mexicano, la probabilidad de un evento más grave en Europa podría cambiar las perspectivas.

"Sería el peor escenario que descuenten por completo que Grecia se va a salir de una manera desordenada (...), eso implicaría mayor volatilidad y el peso se podría disparar", agregó.

En Brasil, el otro gran mercado de la región, la presión de eventos locales ha golpeado con dureza al real, un escenario que se mantendría sin cambios en esta semana.

El real llegó a caer más del 2% el viernes, lo que llevó al Banco Central a intervenir en el mercado mediante una venta de swaps cambiarios, la primera en casi siete meses.

La moneda brasileña perforó la semana pasada el nivel de dos unidades por dólar por primera vez en 34 meses por expectativas de que el Banco Central seguirá recortando las tasas de interés y señales de que el Gobierno permitirá una mayor depreciación del real para apoyar las exportaciones.

Debilidad generalizada. Por su parte, el peso chileno, que rompió la barrera de las 500 unidades y opera en torno a las 506, podría tener espacio inmediato para caer hasta las 509 si la crisis externa se agudiza. Pero si repunta el precio del cobre, la mayor exportación del país, ganaría algo de soporte.

"Tenemos en Chile un feriado el lunes, y ante la incertidumbre que se genera por Europa, todos van a hacer caja (en dólares) para no amanecer con sorpresas el martes. Veo a las monedas emergentes depreciándose", dijo el viernes Carlos Martínez, jefe de mesa de dinero de Vantrust Capital en Santiago.

El sol peruano también seguiría luchando contra el apetito por dólares de los participantes del mercado, que llevó a la moneda a debilitarse hasta 2,674 unidades por billete verde.

"El tipo de cambio permanecería volátil, con presiones hacia el alza por la estrecha disponibilidad de dólares en el mercado local y las expectativas sobre la situación en Europa", dijo Mario Guerrero, analista de Scotiabank en Lima.

El peso colombiano, en tanto, se mantendría operando cerca de los mínimos de cuatro meses que tocó el viernes, absorbiendo la turbulencia externa. La moneda colombiana perdió un 0,94 por ciento el viernes y terminó a 1.823 unidades por dólar, su nivel más bajo desde el pasado 20 de enero.

En Argentina, por su parte, el pronóstico para el peso es reservado debido a las trabas oficiales para operar en el circuito formal de divisas, mientras que la desconfianza sobre el futuro de la economía local alienta un lento retiro de depósitos bancarios.

En el mercado interbancario, el peso argentino perdió el viernes un 0,17% a 4,4575/4,46 unidades por dólar, su mínimo récord.