Golpeado por temores acerca del impacto de una probable subida de tasas de interés en Estados Unidos en el verano boreal, el peso mexicano se desplomó 7,5% en mayo y tardará un año para recuperarse lentamente a los niveles vistos hace un mes, según las proyecciones de los estrategas cambiarios.
Buenos Aires/Brasilia. Las monedas latinoamericanas probablemente enfrentarán meses de renovada volatilidad en momentos en que un panorama global desafiante afecta al peso mexicano y la persistente crisis política de Brasil se cierne sobre el real, mostró el jueves un sondeo de Reuters.
Golpeado por temores acerca del impacto de una probable subida de tasas de interés en Estados Unidos en el verano boreal, el peso se desplomó 7,5% en mayo y tardará un año para recuperarse lentamente a los niveles vistos hace un mes, según las proyecciones de los estrategas cambiarios.
Se prevé que la moneda mexicana se negocie a 17,50 unidades por dólar en 12 meses. Esta proyección resultó un 1,4% más floja que la estimación del mes pasado para el mismo período, representando el mayor recorte en el valor previsto entre las monedas latinoamericanas del sondeo.
En contraste, se proyecta que el real cotice a 3,82 unidades por dólar en un año, un 2,1% más fuerte que en el sondeo del mes pasado. Además, se pronosticaron tipos de cambio algo más sólidos en 12 meses para los pesos de Colombia y Argentina, en 2.960 y 16,50, respectivamente.
El panorama para el sol peruano también fue más fuerte, a 3,50 unidades por dólar, mientras que el peso chileno fue proyectado en un valor ligeramente más débil, a 690 unidades por dólar.
Pero los operadores de la región seguirán muy atentos a la política monetaria de Estados Unidos.
"El impacto de una Fed subiendo tasas es aun difícil de predecir y esto incrementa la aversión al riesgo y el resguardo en el dólar", dijo Felipe Campos, economista jefe de la correduría Alianza en Bogotá.
El banco central mexicano está siguiendo de cerca la cotización del peso y la próxima decisión de tasas de la Fed, dijo el martes el gobernador del organismo Agustín Carstens.
Previamente el mes pasado, el funcionario no descartó la posibilidad de una intervención cambiaria "en condiciones francamente excepcionales".
Las autoridades mexicanas actuaron para detener un desplome de la moneda en febrero, cuando el peso cruzó el umbral de 19,0 en momentos en que los inversores se desprendían de los activos de mercados emergentes por temor a la desaceleración económica de China.
Ahora, la efectividad de cualquier nueva acción potencial del gobierno podría ser limitada, dijo Pedro Tuesta, un economista de la firma de análisis 4Cast.
"El problema para Banxico (como se conoce al organismo monetario mexicano) es que la intervención solo funciona cuando la liquidez es baja y hasta ahora ese no es el caso", sostuvo.
Como el peso opera los mayores volúmenes de los mercados latinoamericanos, "Banxico tendrá que usar artillería pesada", agregó Tuesta.
Pero además, los inversores deberán prestar atención a otros bancos centrales.
De acuerdo con los analistas de Societe Generale, la mayor amenaza para el peso mexicano y las otras monedas emergentes no provendría de la Fed, que ha tratado de comunicar sus pasos para evitar turbulencias del mercado.
"En los últimos 18 meses, los mayores movimientos provinieron de cambios de política que fueron manejados de manera pobre por parte del Banco Nacional de Suiza, el Banco de Japón y el Banco Popular de China", escribieron los analistas liderados por Vincent Chaigneau en un reporte.
Mientras México refuerza su colchón de divisas internacionales con una extensión de su línea de crédito del Fondo Monetario Internacional, los datos de la Comisión de Operaciones de Futuros de Materias Primas de Estados Unidos (CFTC, por sus siglas en inglés) mostraron que los fondos de cobertura incrementaron sus apuestas contra el peso.
Los fondos apalancados tenían una posición neta de 36.634 contratos cortos para el peso al 24 de mayo, la mayor desde la intervención de febrero. En cambio, las posiciones para el real brasileño contaban otra historia, con 16.987 contratos largos netos, no lejos del máximo de este año.
La moneda brasileña se ha estabilizado alrededor de la marca de 3,60 unidades por dólar después de que el presidente interino Michel Temer prometió reducir el enorme déficit fiscal del país.
Sin embargo, 12 estrategas en el sondeo dijeron que el real podría sufrir por el ruido político, después de que dos ministros del gabinete de Temer tuvieran que hacerse a un lado por unas grabaciones filtradas que sugirieron que actuaron para frenar una investigación de corrupción.