El real cerró la semana en alrededor de 3,42 unidades por dólar, su mínimo desde diciembre de 2016, mientras se incrementaban las preocupaciones sobre el destino de las reformas de austeridad que ha impulsado el presidente Michel Temer.
Buenos Aires. El real brasileño se dirige a un posible nuevo descenso hacia la zona de 3,50 por dólar, una cotización que registró por última vez cuando la moneda salía del período turbulento de la impugnación de la ex presidenta Dilma Rousseff, debido a la renovada incertidumbre política en el país.
El real cerró la semana pasada en alrededor de 3,42 unidades por dólar, su mínimo desde diciembre de 2016, mientras se incrementaban las preocupaciones sobre el destino de las reformas de austeridad que ha impulsado el actual gobierno del presidente Michel Temer después de las elecciones de octubre.
"La expectativa recae sobre el desempeño de los candidatos considerados como reformistas", dijo Alessandro Faganello, de la firma Advanced Corretora. El encarcelamiento del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva por corrupción agitó el clima político en momentos de poca claridad para el futuro de las reformas.
Un dato que podría incomodar a los mercados es una encuesta publicada el fin de semana que mostró que la ambientalista Marina Silva y el político derechista Jair Bolsonaro serían los candidatos más votados si Lula finalmente no puede postularse.
El Banco Central de Brasil (BCB) continuaría encarrilando un retroceso ordenado del real a través de la venta de "swaps" cambiarios, una estrategia que el organismo dirigido por Ilan Goldfajn intensificó en los últimos días, a través de crecientes subastas diarias.
En México, "el peso se ha mantenido inmune a noticias geopolíticas como las de Siria y sus catalizadores continuarán siendo noticias sobre la renegociación del TLCAN, ya sea comentarios positivos o la ausencia de noticias negativas", dijo Victor Hugo Cortés, analista técnico en Banorte.
En función del progreso de las discusiones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el peso, que este viernes cerró en torno a 18,05 por dólar, podría apreciarse más allá de los 18,0, fortalecerse hacia 17,9-17,8 e incluso comenzar a mirar a 17,6, sostuvo Cortés.
Los pesos de Chile y Argentina tendrían otra semana de calma. Mientras que el chileno seguiría en torno a 600 por dólar, el argentino se movería apenas algo arriba de 20. "Las intervenciones del banco central dieron tranquilidad", dijo Matías Roig, economista de la consultora Portfolio Personal.