Se espera que la región avance a una tasa de 3,8% en el 2013, después de un crecimiento de casi 3% en el 2012.
Pese a que la coyuntura económica global, está tomando un rumbo más positivo, distinto al que había hace un par de meses, cuando la mayoría de los análisis eran poco auspiciosos, hay regiones que no han modificado su estrategia, y siguen con tendencia al alza.
En este sentido el desempeño económico de América Latina continúa el liderazgo, gracias a las economías del Sur, seguidas por México y Centro América. "En el Cono Sur los líderes continúan siendo Perú y Chile y en cierta medida Venezuela, mientras que Brasil se les unirá pronto con una recuperación más definida" dice Alfredo Coutiño director para América Latina de Moody’s Analytics.
El experto afirma que Panamá es la gran excepción centroamericana, con crecimiento estable y sostenido a tasas cercanas a 10%. México por su parte, tiene la esperanza de alcanzar crecimientos mayores en el mediano plazo, ante la expectativa de nuevas reformas.
"Dentro de la región, algunas economías requieren moderación del crecimiento a fin de reducir el riesgo de sobrecalentamiento, como es el caso de Chile y en menor medida Perú", enfatiza Coutiño. Algunas otras vendrán de un crecimiento menor a uno mayor, como en el caso de Brasil, Colombia y México. Mientras que las economías centroamericanas y caribeñas de bajo crecimiento mejorarán en la medida en que los Estados Unidos avance hacia una recuperación más sólida.
Se espera que América Latina avance a una tasa de 3,8% en el 2013, después de un crecimiento de casi 3% en el 2012. Sin embargo, la región debe enfrentar algunos retos que ya se vislumbran en el horizonte de corto plazo.
En este contexto, el director de Moody’s Analytics para la región, se enfoca en tres aspectos centrales:
Primero, los gobiernos deberían evitar la sobreestimulación de sus economías, lo cual implica mover sus políticas económicas hacia territorio neutral. Esto permitirá a las economías avanzar hacia una trayectoria de crecimiento más equilibrado y consistente con su propia capacidad productiva.
Segundo, las autoridades deberían resistir la tentación de usar con exceso los instrumentos de política y evitar sobreproteger a sus economías del “aparente fantasma externo”. Esta actitud parece estar tomando relevancia en aquellos países que intentan usar las tasas de interés para luchar contra la excesiva liquidez global o para intentar defender a sus economías de la prolongada debilidad externa. Estos países no deberían caer en la contradicción de repetir lo que hacen aquellos que ellos mismos critican; porque por un lado se quejan de las políticas monetarias expansionistas del mundo desarrollado, pero al mismo tiempo recortan sus tasas de interés internas con el argumento de protegerse de las entradas de capital, sin darse cuenta que con ello solo generan las condiciones para una mayor inflación interna.
Tercero, los gobiernos latinoamericanos deberían redoblar esfuerzos para continuar con el
proceso de profundización de los cambios estructurales, ya que las reformas son el único medio para fortalecer las fuentes del crecimiento permanente y vigorizar los fundamentos de la economía para resistir de mejor manera los choques del exterior, dice el analista.