La economía reportó una desaceleración significativa a fines de 2013, con el crecimiento por debajo del potencial.
La economía chilena terminó 2013 con un proceso de desaceleración que se ha extendido hasta el comienzo de este año.
La fuerte penetración de las importaciones, generada por el exceso de demanda producido por las políticas expansivas, están limitando al PIB. "La inflación ha mostrado una tendencia al alza, indicando la presencia de presiones de demanda", dijo Alfredo Coutiño, director para América Latina de Moody’s Analytics.
De acuerdo con el experto, el nuevo gobierno que tomó posesión en marzo, tendrá que poner en marcha ajustes de política para reducir los desequilibrios y dejar a la economía en forma para lograr un crecimiento sostenido y congruente con la capacidad productiva.
Una desaceleración marcada. La economía reportó una desaceleración significativa a fines de 2013, con el crecimiento por debajo del potencial. Luego de crecer cerca de 6% en los tres años anteriores, la economía creció sólo 4,1% en 2013.
A finales del año pasado, la desaceleración se hizo notar más, con el crecimiento disminuyendo a sólo 2,7% anual, después de crecer 5% el trimestre previo y 5,7% el año anterior. De hecho, la producción no registró avance con respecto al trimestre previo.
Según Coutiño, "durante el ejercicio anterior, la fuerte penetración de importaciones afectó la producción nacional". El exceso de demanda generado por la prolongación de las políticas expansivas –fiscal y monetaria– se acomodó en importaciones más que en precios, ampliando el desequilibrio externo y en consecuencia limitando al PIB. Aunque la demanda externa avanzó a pasó lento, esta no fue la causa central de la desaceleración chilena.
La restricción más importante fue la entrada creciente de importaciones baratas que desplazaron a la producción nacional, contribuyendo a la pérdida de competitividad industrial.
Efectos de un estímulo prolongado. Coutiño es enfático en afirmar que "la economía chilena está sufriendo el impacto negativo de las prolongadas políticas expansivas. El exceso de demanda interna no ha estimulado la producción nacional, sino que ha acelerado el volumen de importaciones", agregando que "la expansión post-recesión del 2010 al 2012 fue principalmente resultado de las políticas implementadas en el terreno fiscal y monetario para sacar a la economía de la recesión de 2009 y apoyar la reconstrucción posterior al terremoto en 2010".
Con el tiempo, las políticas se volvieron menos expansivas, pero siguieron siendo estimulantes, lo cual generó el exceso de demanda. Las importaciones se aceleraron a lo largo de los últimos tres años, reduciendo el superávit comercial y ampliando el actual desequilibrio de la cuenta corriente. El exceso de demanda aumentó como proporción del PIB de casi cero en 2010 a 3,4% en 2011, 4,9% en 2012 y alrededor de 4,5% en 2013.
El persistente exceso de demanda no sólo convirtió el superávit externo en déficit, sino que también amplió el desequilibrio. Este desequilibrio externo se explica mayormente por la fuerte penetración de importaciones, como se observa en las cuentas nacionales.
La cuenta externa pasó de un superávit de 6,6% del PIB en 2009 a déficits de 1%, 4,7%, 6% y 5,5% entre 2010 y 2013. Al mismo tiempo, las importaciones como proporción del PIB aumentaron de 33,4% en 2009 a un sólido 43% entre 2011 y 2013. Los datos anteriores demuestran que Chile está sufriendo el impacto negativo de las prolongadas políticas expansivas que están dañando la producción nacional en lugar de estimularla.
Otro efecto de esto se refleja también en la inflación, aunque en menor medida dada la apertura externa de la economía chilena. La inflación anual mostró una tendencia alcista bien definida, al pasar de una tasa de 1,5% a fines de 2012 a 3% a fines de 2013. Asimismo, la tendencia al alza que se observa en la inflación subyacente durante la segunda mitad de 2013 es indicio claro de que el exceso de demanda empezó a imponer presiones sobre los precios al consumidor.
La producción nacional continuará a la baja mientras el exceso de demanda continúe devorando más
importaciones. Para que la economía regrese a una senda de crecimiento saludable, las autoridades necesitarán ajustar la política económica a una postura más neutral para reducir el
persistente exceso de demanda.
"Ciertamente, el ajuste de política deprimirá la absorción interna generando un crecimiento menor, pero dejará a la economía en forma para un nuevo ciclo de expansión congruente con la capacidad productiva", dijo el economista. Se espera que el PIB avance a un ritmo de alrededor de 3,6% este año. Lo positivo de esto es que la moderación del crecimiento será resultado de un sano ajuste de política más que del continuo impacto negativo del exceso de demanda.
La inflación se acelerará mientras persista el exceso de demanda, incluso a tasas superiores al objetivo.
Sin embargo, cuando las autoridades empiecen a aplicar el ajuste, las expectativas empezarán a responder positivamente y los incrementos de precios empezarán a moderarse. Si la corrección de política económica se sigue retrasando, existe el riesgo de enfrentar un ajuste más severo en el
futuro no muy lejano.