Incluso, al descontar aquellos precios volátiles, como el de los alimentos y la energía, dicha inflación estructural aún no muestra señales de abatimiento, puesto que en octbre se situó en 4,8%, después de un máximo de 4,9% algunos meses antes.
A pesar de que la inflación general se ha reducido, Chile aún sufre de una inflación estructural con raíces monetarias. Para abatirla se requiere de una aceleración de la normalización monetaria para evitar un posible deterioro de las expectativas.
"La prolongación de la expansión fiscal y monetaria de los últimos años ha probado ser inefectiva para acelerar la producción. Más bien la demanda adicional se ha acomodado en inflación y desequilibrio externo", dijo Alfredo Coutiño, director para América Latina de la entidad.
Esto da evidencia de que la debilidad económica es estructural y por lo tanto requiere de soluciones estructurales.
La inflación general reportó un descenso adicional en octubre hacia un 4%, desde un 4,6% en septiembre y un pico de 5% en Agosto. A primera vista, esto da la impresión de que el país está abatiendo la inflación de manera exitosa. Desafortunadamente no es así, ya que por un lado la política monetaria se hizo más expansiva e los últimos dos años y, la fiscal se
mantiene estimulativa.
En la mayor parte del año, la inflación se aceleró aún en un ambiente de caída importante de los precios de la energía. No obstante, el hecho de que todas las mediciones de inflación subyacente hayan estado persistentemente por encima del
límite superior del objetivo (4%) da evidencia de una inflación con raíces monetarias.
Incluso, al descontar aquellos precios volátiles, como el de los alimentos y la energía, dicha inflación estructural aún no muestra señales de abatimiento, puesto que en octbre se situó en 4.8%, después de un máximo de 4,9% algunos meses antes.
Dada la amenaza inflacionaria, finalmente en octubre el banco central tomó la medida preventiva de iniciar la normalización monetaria, aunque a un ritmo gradual. Así, subió la TPM en 25 puntos base para dejarla en 3,25%, después de todo un año sin cambios.
"Sin embargo, dada la depreciación significativa del peso y la inefectividad de la expansión monetaria para estimular la producción, la persistente inflación requerirá de una aceleración en la dósis de apretamiento monetario", afirmó el experto.
Bajo estas circunstancias, y dado el inminente inicio de alza de tasas en los Estados Unidos, no debería ser una sorpresa ver un segundo incremento de la TPM antes de que termine el presente año.