"Los problemas del empleo afectan a todos los jóvenes, pero están presentes en forma desproporcionada entre aquellos que provienen de las familias más pobres", dijo la directora regional Elizabeth Tinoco.
Lima. La tasa de desempleo de los jóvenes más pobres de las sociedades de América Latina es tres veces mayor que las de los más ricos, una situación que refleja y profundiza la persistente situación de desigualdad en la región, destacó hoy la Organización Internacional de Trabajo (OIT).
"Los problemas del empleo afectan a todos los jóvenes, pero están presentes en forma desproporcionada entre aquellos que provienen de las familias más pobres", dijo la directora regional de la OIT para América Latina y el Caribe, con sede en la capital peruana, Elizabeth Tinoco.
Se estima que en la región hay 108 millones de jóvenes entre 15 y 24 años, de los cuales poco más de la mitad, 56,1 millones, forman parte de la fuerza laboral, lo que significa que están buscando trabajo o ya tienen uno.
Entre los jóvenes de más altos ingresos, el desempleo es de 8,5%, una tasa que sube a 25,5% en el caso de los jóvenes más pobres.
Las mujeres jóvenes más pobres presentan un desempleo de 35%, en comparación con el 10%, entre las de mayores ingresos.
"Los datos recopilados nos indican que entre los jóvenes la desigualdad en el acceso al trabajo es una realidad que plantea un desafío de grandes proporciones a nuestros países", agregó la funcionaria.
Los datos forman parte del informe sobre "Trabajo Decente y Juventud en América Latina", que analiza las tendencias en un período de seis años, entre 2005 y 2011, así como las experiencias exitosas en diversos países para enfrentar una situación que requiere de la aplicación de políticas específicas.
Además de tener una tasa de desempleo que duplica a la tasa general y triplica la de los adultos, los jóvenes latinoamericanos enfrentan una realidad laboral en la cual casi 6 de cada 10 empleos disponibles para ellos son en condiciones de informalidad.
Nuevamente se manifiesta una situación de desigualdad, pues esta tasa de informalidad es de 77% para el grupo de jóvenes de menores ingresos, y de 41% para los de mayores ingresos.
De acuerdo con el informe, los jóvenes que no estudian ni trabajan representan alrededor de 20% del total, lo que equivale a poco más de 20 millones de jóvenes que son objeto de preocupación especial, pues su riesgo de exclusión social es mayor.
Entre los más pobres, más de 30 por ciento no estudian ni trabajan, porcentaje que se reduce a casi 10% entre los de mayores ingresos.
El informe también cita datos sobre acceso a la educación, según los cuales el porcentaje de jóvenes de entre 20-24 años que concluyeron la educación secundaria es de 21,7% entre aquellos de menores ingresos, y de 78% en el de mayores ingresos.
La OIT ha planteado la necesidad de recurrir a una combinación de políticas especialmente diseñadas para abordar los problemas laborales de los jóvenes, incluyendo las que permitirían el acceso a una educación de calidad, estrategias de formación que garanticen una mejor transición de la escuela al trabajo, el apoyo a los emprendedores, y medidas concretas para apoyar la creación y la formalización del empleo.