El propio director general de la OMC, Roberto Azêvedo lo ha confesado públicamente esta mañana durante su discurso en el Consejo General.
Ginebra. Las negociaciones en la Organización Mundial del Comercio (OMC) para liberalizar los intercambios globales se encuentran en el peor punto muerto desde que la institución fue creada hace 20 años.
"No", fue la escueta y contundente respuesta dada hoy por el portavoz de la OMC, Keith Rockwell, al ser consultado sobre si había vivido un momento peor en las dos últimas décadas.
"Estamos ante una incertidumbre y una complejidad únicas", agregó.
Desde que el pasado 31 de julio, la India bloqueara la adopción del primer acuerdo en el seno de la organización en 20 años -conseguido durante la reunión ministerial de Bali, el pasado diciembre- los 160 miembros que la conforman han sido incapaces de seguir negociando.
"Todos están paralizados. Si no fueron capaces de lograr algo que se suponía que era fácil, como van a seguir negociando algo que no han conseguido destrabar en trece años", agregó una fuente cercana a la negociación.
El propio director general de la OMC, Roberto Azêvedo lo ha confesado públicamente esta mañana durante su discurso en el Consejo General, el órgano decisorio de la institución, en el que ha dejado claro que él nada puede hacer si los miembros no se mueven.
"Nosotros continuaremos trabajando para resolver el actual punto muerto pero necesitamos establecer cómo vamos a avanzar. Nosotros seguiremos programando encuentros, pero la sustancia depende de ustedes. Como, y si logramos algún progreso, está en sus manos", afirmó Azêvedo.
El director general recordó a los miembros que lo que está en vilo no es sólo lo logrado en Bali, sino el futuro mismo de las negociaciones.
En julio, India no cedió a las presiones, y tras no obtener garantías de protección a largo plazo de su programa de subsidios agrícolas, bloqueó la aprobación del protocolo que permitiría adoptar el Acuerdo de Facilitación del Comercio.
El acuerdo establece decenas de medidas para facilitar el flujo de bienes en las aduanas, reducir la burocracia y con ello multiplicar los intercambios comerciales entre países.
El nuevo gobierno del nacionalista Narendra Modi quería tener garantías de "una solución a largo plazo" para su programa de seguridad alimentaria -básicamente, que no sería impugnado por otros miembros ante el Órgano de Solución de Disputas- y para ello solicitaba "abrir el paquete de Bali", algo a lo que los miembros no accedieron.
India tiene un programa de subsidios por el cual compra a los pequeños agricultores -que son la mayoría, con menos de 1,2 acres de terreno- los productos por encima del precio del mercado y después los revende a precios ajustados al poder adquisitivo de los ciudadanos más pobres.
Durante todo este tiempo, tampoco se ha avanzado en la negociación con India sobre su programa de seguridad alimentaria, por lo que Nueva Dehli no ha cambiado su posición y sigue bloqueando el Acuerdo de Facilitación del Comercio.
El problema es que paralizados estos dos temas, las otras áreas tampoco han avanzado.
"Esa paralización de los temas de Bali ha provocado un efecto 'congelante' en las otras áreas", señaló Rockell, quien confirmó que "ningún jefe negociador ha reportado avances en estos meses".
En Bali los ministros acordaron que antes del 31 de julio se adoptaría el Acuerdo de Facilitación del Comercio, y que antes de diciembre debería establecerse una agenda precisa para poder avanzar y concluir la Ronda de Doha, las negociaciones para liberalizar el comercio mundial, lanzadas en 2001 en la ciudad homónima.
Nada de esto se ha logrado, y todo indica que esa fecha límite tampoco se cumplirá.
"Dado los retrasos, la posibilidad de alcanzar un acuerdo para la Agenda de Doha se ha evaporado", confesó el portavoz.