Las proyecciones de la mayoría de las divisas latinoamericanas mejoraron desde hace un mes y mostraron que los operadores tenían más confianza en la fortaleza de los tipos de cambio domésticos.
Las monedas de América Latina tienen una mayor probabilidad de mantenerse estables contra el dólar a lo largo de los próximos 12 meses tras un desempeño más sólido de lo previsto en el primer semestre del año, halló el jueves un sondeo de Reuters entre estrategas cambiarios.
Las proyecciones de la mayoría de las divisas latinoamericanas mejoraron desde hace un mes y mostraron que los operadores tenían más confianza en la fortaleza de los tipos de cambio domésticos.
Eso se vio particularmente para México, donde el peso ha superado a las monedas de todos los otros mercados emergentes por la disipación de los temores a una guerra comercial con Estados Unidos.
Brasil contrarrestó la tendencia ya que la crisis política continuaba amenazando a la permanencia en el poder del presidente Michel Temer.
Si bien los estrategas minimizaron la probabilidad de una brusca ola de ventas del real brasileño, de todos modos recortaron sus estimaciones con respecto a junio y muchos dijeron que podrían volver a rebajarlas en las próximas semanas.
Se prevé que el real se negocie a 3,42 por dólar en 12 meses, un 4% por debajo del cierre del miércoles, de acuerdo con la mediana de 29 encuestados.
Para el peso mexicano, la mediana de 23 participantes en el sondeo mostró a la moneda en 18,5 por dólar en un año, un 1 por ciento más débil que el cierre del miércoles.
En relación con los otros países de la región, el peso argentino fue estimado en 17,25, el peso chileno a 669,95, el peso colombiano a 2.975 y el sol peruano a 3,38 unidades por dólar en un año.
Los analistas, que esperaban un año más difícil para las divisas latinoamericanas, no anticiparon la recuperación de las materias primas, el crecimiento más fuerte de lo esperado en México y Brasil y una inflación sorprendentemente baja en todo el mundo aún cuando la economía global cobra impulso.
Todos esos factores, combinados con la retórica menos agresiva del presidente estadounidense, Donald Trump, sobre el comercio, probablemente ayuden a apuntalar el comportamiento inesperadamente positivo de las monedas regionales.