En una señal del creciente atractivo del sector, los flujos en lo que va de año hacia los bonos emergentes se han vuelto positivos por primera vez en ocho meses, con un saldo de US$3.500 millones durante la semana hasta el 18 de noviembre, la cuarta mayor afluencia de dinero de la historia.
Londres. Los inversores están comprando todo tipo de deuda privada, desde la que emiten aerolíneas brasileñas hasta la de puertos de la India, empujados por una búsqueda de rendimientos y de menores niveles de impago entre las empresas de mercados emergentes.
En una señal del creciente atractivo del sector, los flujos en lo que va de año hacia los bonos emergentes se han vuelto positivos por primera vez en ocho meses, con un saldo de US$3.500 millones durante la semana hasta el 18 de noviembre, la cuarta mayor afluencia de dinero de la historia, según informó Bank of America (BofA) citando datos de EPFR Global.
No se dispone de un desglose de datos sobre el flujo de capital a la deuda corporativa de los mercados emergentes, pero los gestores de fondos ven señales de un creciente interés, ya que la aclaración del resultado electoral en Estados Unidos y los avances en las vacunas para el COVID-19 despiertan el apetito por el riesgo de los inversores.
"La Reserva Federal ha dicho que no subirá las tasas durante mucho tiempo y en este entorno la búsqueda de rendimientos continuará y se intensificará", dijo Rodica Glavan, responsable de renta fija corporativa de los mercados emergentes en Insight Investment.
"La gente tiene que poner su dinero a circular y a medida que los ingresos lleguen tendrán que ser invertidos, de lo que se beneficiarán las empresas de los mercados emergentes".
La renta fija corporativa de los mercados emergentes ofrece un rendimiento del 5,6% en lo que va del año, menos que los bonos a 30 años del Tesoro de Estados Unidos pero superior al de otros valores de renta fija como la deuda corporativa estadounidense o la soberana de los mercados emergentes, según BofA.
Y los inversores aún ven un mayor potencial alcista, ya que los diferenciales de los bonos corporativos de los mercados emergentes se están negociando en torno a los 320 puntos básicos, cerca del nivel de 255 puntos básicos de mediados de febrero, lo que indica que hay espacio para un mayor ajuste y, por lo tanto, para mayores rendimientos.
Esta apuesta de los mercados por las alzas se basa en la creencia de que la cada vez más próxima vacuna de COVID-19 debería ayudar a inclinar la balanza a favor de sectores como el comercio, el turismo y las materias primas, los motores de unos mercados emergentes que se han estado disparando desde la pandemia.
Rodica Glavan, que está siguiendo de cerca los bonos de las aerolíneas brasileñas, ya ha invertido en Pemex, el gigante energético mexicano de propiedad estatal.
Los productores de mineral de hierro, cobre y zinc de América del Sur, así como los puertos del Oriente Próximo y la India y las empresas egipcias del sector turístico están en el punto de mira de Alejandro Arévalo, gestor de deuda para los mercados emergentes en Jupiter Asset Management.
"Una vez que entre en juego la vacuna vamos a ver una cierta rotación hacia América Latina, ya que ha sido una de esas regiones en las que la gente se ha mostrado muy cautelosa debido a la alta propagación del virus y con una vacuna podemos ver a estas economías recuperando el músculo", dijo Arévalo.
Riesgos. Pero los riesgos acechan bajo la superficie. Varias empresas estatales chinas han incumplido sus obligaciones de pago o han visto crecer la tensión crediticia en las últimas semanas, lo que ha desatado las ventas en el mercado de deuda corporativa del gigante asiático.
Esto alarmó a algunos inversores, que generalmente asumen que las empresas estatales serán apoyadas por los gobiernos en tiempos de tensión.
"Se producirán más incumplimientos a medida que las autoridades chinas comienzan a centrarse de nuevo en el desapalancamiento de las empresas estatales ahora que ha pasado lo peor de la pandemia", dijo Chang Li, especialista en China de S&P Global Ratings.
"Sin embargo, las tasas de incumplimiento siguen siendo bajas en general y es poco probable que deriven en un riesgo sistémico".
A pesar de los estragos causados por la pandemia, la tasa de incumplimiento de pagos entre las empresas con deudas de alto rendimiento de los mercados emergentes en lo que va de año se sitúa en torno al 3%, aproximadamente la mitad que la de sus pares de Estados Unidos, dijo Glavan.
También es menor que durante la crisis financiera mundial, cuando alcanzó el 10,5% en las empresas de los mercados emergentes.
Los nuevos brotes de contagios de COVID-19, que dificultan la recuperación económica mundial, así como las posibles sanciones y otras medidas políticas adversas que podría imponer el próximo Gobierno de EEUU a países como Rusia, Turquía y China son otros peligros potenciales para los inversores.
Pero la mayoría apuesta por un telón de fondo más favorable, con una presidencia de Joe Biden con políticas comerciales más previsibles y unas relaciones más estables con China. La perspectiva de un dólar estadounidense más débil también será útil para las divisas de los emergentes.