Los Juegos comenzarán el 5 de agosto de 2016 y la mayoría del trabajo se completará a tiempo, dijo a Reuters Pedro Paulo, el hombre que coordina los proyectos olímpicos de la ciudad.

La economía de Brasil se encamina hacia la recesión, la presidenta está en peligro de un juicio político y un enorme escándalo de corrupción ha envuelto a la nación, pero Río de Janeiro vive una ola de confianza con sus preparativos para acoger los Juegos Olímpicos del próximo año.

Los Juegos comenzarán el 5 de agosto de 2016 y la mayoría del trabajo se completará a tiempo, dijo a Reuters Pedro Paulo, el hombre que coordina los proyectos olímpicos de la ciudad.

"Nada está fuera de calendario cuando se trata de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro", dijo Paulo. "El municipio se ha preparado para acoger los Juegos Olímpicos desde el punto de vista económico y fiscal".

Esa afirmación, si bien es imposible de verificar, es bienvenida por el contraste que marcaría con el Mundial de fútbol, ​​que se celebró el año pasado en Río de Janeiro y otras 11 ciudades brasileñas.

Los trabajos en la mayoría de los estadios fueron tardíos y algunos de los proyectos de infraestructura y transporte prometidos no se completaron.

La debacle arrojó dudas sobre el nivel de organización de Brasil, pero en vez de sufrir, Río parece haber aprendido lecciones valiosas.

La Villa Olímpica está completada al 84 por ciento y la piscina, el centro de prensa y tres estadios que albergarán seis competiciones bajo techo están finalizados en dos tercios, de acuerdo con datos publicados por el Ministerio de Relaciones Exteriores.

Entre las sedes que más trabajo necesitan se encuentran el velódromo y las pistas de hockey, que sólo están completadas a la mitad.

Los trabajos en sedes donde se disputarán los eventos de rugby y voley playa aún están por comenzar, así como las modificaciones finales de la pista de atletismo y del estadio Maracaná, donde tendrán lugar las ceremonias de apertura y clausura y la final del fútbol.